miércoles, 31 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitols 22 i 23!

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un altre regalet de 2 en 2 apalisss!!!!
wooooo!!! això ha anat més ràpid del què em pensava,
només queden 3 capítols per penjar!! quan acabi deixaré
passar unes setmanetes i apalis deixaré per aquí altres
històries que ja tinc escrites de fa temps tb!!!

QUE US VAGI BÉ AQUESTA NIT FEU TANT DE MAL COM POGUEU JEJEJE!
BONA ENTRADA D'ANY 2009! i que sigui millor que l'anterior
(o sigui aquest en el què encara estem, 2008!)
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XXII

¡Hasta a mi me costaba reconocerme! Mi pelo era corto por debajo las orejas y había cambiado de el color rubio a ser totalmente rojo, estaba todo ondulado... Mi piel también se había vuelto blanca y pálida, y en segundos, noté como me crecían los colmillos tan característicos de los vampiros.
Noté que alguien me abrazaba, y al girarme vi que era Lestat. Louis se había quedado atrás, sin atreverse a mover... y pude leer en sus pensamientos como le recordaba a Claudia. Me deshice de Lestat, fui hacia él y lo besé, abrazándolo.
–Mi señor...—dije, contenta por poder estar siempre con ellos al fin—me disteis vuestra sangre, me concedisteis la vida eterna... os lo debo todo. Louis, siempre me tendrás aquí para cualquier cosa que necesites. Si es hablar, o si es solamente estar juntos...
–Julia lo he hecho porqué no podía dejar que murieras. No hace falta que me agradezcas nada.
Nos fundimos en un largo abrazo, y luego fue Lestat a quién abrace. Solamente mirarnos supimos que siempre, pasara lo que pasara, estaríamos juntos.
–Tienes que alimentarte—dijo él—o no aguantarás esta noche.
–¿Vendrás conmigo?
–Por supuesto. Y Louis también—dijo, mirandolo entonces irónicamente—los dos acompañaremos a la nueva Claudia, ¿verdad?
Debo decir que el comentario no me ofendió, aunque pretendia sacarme de quicio, me ofendió más bien porque quién si sintió dolor fue Louis... en quién pude ver fúria en sus ojos y pude notar como se contenía para no golpear a Lestat. Antes que pasara nada, fuí corriendo hacia él y lo abrace con todas mis fuerzas, besándolo para tranquilizarlo.
–No te preocupes—dije, acariciándole—diga lo que diga, no me molesta.
–Mi July...
–Que espectáculo tan bonito—dijo Lestat interrumpiéndonos—otra vez dos estúpidos sentimentales desafiandome. ¿Porqué no nos dejamos de estupideces y vamos a comer?
–Ve tu si quieres—dijo Louis, molesto—nosotros estaremos mejor sin tí.
Lestat soltó una gran carcajada burlándose.
–¡JAJAJAJAJA! Eso de tí lo sé, pero no de “July.. “.
Entonces fue cuando, por primera vez, me revelé contra él, apoyando a Louis. No sabía porqué ahora, que por fin podíamos estar juntos, me trataba de esa manera si nos amábamos a la vez, y eso me tenía desconcertada y molesta.
–Pues me voy con Louis. No me gusta como me has tratado desde que soy una vampira.
–Oooohhhh, que pena, así que tendré que cambiar para que la señorita sea feliz... Pues lo siento pero yo soy así, lo hubieras visto tarde o temprano, y tú no vas a cambiarme.
No dije nada, ni Louis tampoco. Simplemente nos miramos y, cogidos de la mano, salimos de la habitación. Al salir, mientras nos dirigiamos a la calle, cruzamos con algunas chicas y chicos que saludaban a Louis y a mi me miraban curiosos. Louis me los fue presentando y así fue como fuí conociendo a gente de la “familia”, aunque yo desconocía la existencia de esta aún; Kari, Sulade, Abracadabra(quién se convertiria en mi mejor compañera de locuras), Núria, Kerkus, Akasha, Luciana, Míriam... y un sinfín de personas que pasaban ratos en la mansión y se íban luego a sus casas, o que también vivian allí. Conocí a los otros vampiros a quién no conocía, Marius, Deneb, y los vampiros jovenes, Amadeo e Isabel, Louis Jr. Clark... trazé buena amistad con todos, aunque quién se convirtió en mi mejor amigo allí fue Louis.
Esa noche salimos a cazar los dos juntos, y mientras paseábamos, se nos unió Gabrielle, quién se convirtió en mi madre adoptiva. Luego, cuando el sol estaba a punto de salir, volvimos, y esa noche tuve que dormir con Louis porque no me habían encontrado un ataúd aún. Nos dormimos abrazados, después de un largo beso... pero no mucho sin antes habernos gastado un par de bromas.
Hacía apenas cinco minutos que nos habíamos dormido, almenos yo, cuando Louis me sacudió, despertándome...
–Júúúúúúúlia...........
–Quéééé—dije medio dormida.
–Esto... que no te había comentado una cosa.
–¿Qué cosa?
–Pues...—y aunque estábamos a oscuras, pude notar como Louis hacía esfuerzos para contenerse una risita—todos los que duermen conmigo en el ataúd tienen que cantarme una nana...
–¿QQQQQQUUUUUUÉÉÉÉÉÉÉÉ? ¡¿Acaso no eres suficientemente MAYOR para dormirte tu solito?!
–Si no me cantan me cuesta muchííííííiísimo dormirme—dijo él, en broma aún—además desde que te he oído cantar que me muero para que cantes para mí solo...
–Eres exactamente como un niño pequeño... un niño grande con complejo de Peter Pan.
–Quizá si... bueno quizá no, seguro. Venga, por favor... ¿me cantas?
Lanzé un profundo suspiro de impaciéncia y resignación.
–Está bien...—dije, y empezé a cantar una de las canciones de Gabrielle, bajito para no despertar a los que hacía rato que ya dormían. Y al poco rato noté que Louis dormía... ¡¡¡y que roncaba como un tractor!!! Me callé de golpe y decidí gastarle yo también una broma. Lo abrazé y noté como se estremecía, y dejó de roncar... y empece a cantar a gritos una de las canciones de Lestat que hablaban sobre él.
–¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!—gritó él y del susto dió un salto sin acordarse que estábamos en el ataúd, dandose un fuert golpe—Ay, ay, ayyyyyy... para por favor, ¡Me duelen los oídos, me duele la cabeza, me duele todooo!
Me eché a reír, aunque paré enseguida al notar una furiosa mirada que me dirigió.
–Ay perdona, pero roncabas y no sabía como hacer para que callaras.
–No vuelvas a hacer eso... odio las canciones de Lestat, ¡Todas!
–Está bien, está bien, perdona no lo volveré a hacer. ¿Podemos dormir ya? Tengo sueño...
–Yo también. Que duermas bien.
–Igualmente.
Y esa vez me dormí, y sin poder evitarlo, me dormí jugando con el cabello de Louis, cosa que me tranquilizaba, y acariciandole... Hasta que Louis, sin moverse, me abrazó fuerte y me besó.
–No hagas eso por favor.
–¿El qué?
–Jugar con mi cabello... es que... es que... —resopló, haciendo esfuerzos por hablar— es que por si tu aspecto físico no fuera poco, eso me ayuda aún más a que me recuerdes...
–¿A Claudia?
–Si.
–No quería molestarte. No lo haré.
–No me molestas, ya lo sabes mi niña...
–Me gusta que me llames así...
–Pues que duermas bien, mi niña. Mañana será otra noche.
–Una más de todas las que nos esperan...
Y Louis no dijo nada. Nos besamos largo y profundamente y nos quedamos dormidos, abrazados, y hasta la siguiente noche no me desperté.
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XXIII

Al despertarme Louis no estaba y el ataúd estaba abierto. Salí de la habitación, y nada más salir me encontré con Lestat que esperaba al lado de la puerta, con los brazos cruzados, impaciente. Me miró sonriendo al verme.
–Buenos días... o buenas noches, ¿ha dormido bien la señorita Claudia Junior?
–¿Porqué me haces esto?—dije enfrentándome a él y mirándole fijamente—se supone que quién debería estar enfadada soy yo.
Lanzó una carcajada.
–Novedad. ¿Por?
–Pues por dejarme sola en manos de unos extraños y desconocidos para mí, no haberme contado nada de la verdad, convertirme en una vampira de este modo. Si llegas a tener que ocuparte tu de mí me hubiera vuelto loca.
–Lo siento—dijo él encogiéndose de hombros—soy así con los demás vampiros, no solo contigo. Por eso no quería convertirte, porque sabía y sé que a partir de ahora lo nuestro no será como antes.
–Ah, ¿pero sigue habiendo algo?
Lestat calló, y yo no dije nada.
–¿Para qué me esperabas?
–Para... para acompañarte a la que será tu habitación ya que aún no te conoces la mansión...
–Oooohhhh, que gran detalle preocuparte por mí. —mientras hablabamos, había empezado a andar y yo le seguí, temiendo que lo perdiera otra vez… más.
–...y por si esta noche querías ir a comer y a pasear conmigo.
–¿Y arriesgar a pelearnos constantemente?
–He dicho si querías—dijo él, mientras ya llegábamos a mi habitación.
–Déjame sola un rato y te lo digo luego.
–Ok. Te he procurado ropa y cosas que pensé que te gustarían. Si echas algo de menos dímelo.
–Gracias, otro detalle. Lo haré.
Y sin decir nada más, entré en la habitación.
Lestat la había decorado muy parecida a la mía, pero esa era mucho más grande y tenía todo tipo de lujos... No faltaban CDs ni k7 de cualquier tipo de música que pudieran gustarme, el equipo de música, un completísimo ordenador, hasta tenía un televisor con DVD y dos videos en mi habitación... mi cama era enorme, como todas, con sabanas de seda color azul-claro, y en los lados había mesitas de noche, una estantería enorme llena de libros(donde irían apareciendo todos los de las crónicas vampíricas), otra para poner videos donde ya había unas cuantas, y un sinfín de detalles que casi me marean. Dejé de mirarlo todo y me dirigí al armario-vestuario—enorme, como todo—y allí me esperaba lo único que me haría llorar esa noche, algo que aún no había notado en falta... mi violín. Con todas sus cuerdas nuevas y afinadas, la varita ya gastada, su funda de cuero negra al lado, lista para usarlo... lo dejé con extrema precaución en una de las mesas de noche y intentando no mirar, me vestí rápida con unos pantalones largos azules y una blusa sin mangas blanca. Me fije en que al lado de mi puerta, colgado de un colgador, estaba mi bolso preferido también y el que llevaba la noche del concierto, con todas mis cosas y mis documentos dentro... lo miré, lo volví a meter todo dentro sin usar nada y lo colgué otra vez, saliendo rápidamente de la habitación. Esa vez Lestat no estaba esperándome, pero podía notar su preséncia en algún lugar de la casa junto con la de Louis. Dudé un poco en qué dirección ir, pues aún no me conocía la casa y esa era inmensa con muchas habitaciones parecidas a la mía. Me perdí varias veces, mientras íba cruzándome con otros vampiros y vampiras, algunos de los cuales ya los había conocido la noche anterior o visto y yo, por miedo y verguenza y ellos también más o menos, tan solo nos saludábamos, y a los que no había visto ni eso. Así un largo rato, hasta que alguien me dió un fuerte susto lanzándose encima mío por detrás y tapándome los ojos con las manos mientras se agarraba a mi con los pies. Al poco noté que algo parecido a una cuerda corta me agarraba también por la cintura, y al palparla supe enseguida que era Valh, el hijo de Marius y Déneb, con quién había estado jugando un buen rato la noche anterior(vigilados siempre por su tía Núria). Me reí.
–Clark, ¡suéltame!—le llamé así porque mientras jugábamos, estaba su primo Louis Jr. Al lado repitiendo todo el rato que odiaba que le llamaran así, que por ese nombre solo podía llamarlo él.
Soltó un grito y me dejó.
–¡No me llames así, ya sabes que no me gusta!
–No haberte lanzado sobre mí—dije riendo
–¿Qué haces dando vueltas todo el rato?
–¿Me has seguido?
–Hace rato que te he visto pero intentaba alcanzarte y tu aún íbas más deprisa.
–Me he perdido—él me interrumpió riendo a carcajadas—no rías, solamente hace dos días que vivo aquí, aún no me conozco la casa.
–¿Donde quieres ir?
–Me gustaría encontrar a Lestat y Louis.
Hizo como si pensara.
–Vale, te acompañaré, pero con una condición...
–Ya empezamos otra vez...—murmuré, recordando a Louis en el ataúd.
–¿Qué pasa?, yo no te he hecho nada.
–Nada, cosas mías.
–Pues la condición es... que me lleves a caballito todo el camino.
–¡Niño! Ya eres mayorcito para eso.
Él sonrió, travieso, pícaro y juguetón y me guiñó el ojo.
–O eso o vuelves a andar perdida otro rato.
Suspiré.
–Porqué sois tan especiales aquí...
–¿Porqué somos vampiros?
–...cadascuno con sus condiciones, manías y locuras... Está bien, sube.
Y llevándole encima, fue indicándome hasta llegar con Louis y Lestat.
–Vaya, ya empezaste a hacerle de canguro, ¿tan grande y tan pronto?—dijo Louis, riendo al vernos llegar. Dejé a Valh en el suelo.
–Calla, no empieces... bastante tuve con aguantarte en el ataúd.
–¿¿AGUANTARME??—repitió él, haciendo broma—si me llevé muy bien....
–¿Donde te habías metido?—interrumpió Lestat, algo nervioso, que había estado callado hasta entonces—pensé que venías acá.
–Lo intentaba...
–¿Lo intentabas?—dijeron los dos a la vez haciendome reír.
–Si pero es tan grande la casa que me perdí y si no llega a ser por Valh no llego.
–Tendremos que hacerle un plano—dijo Louis, riendo a carcajadas.
–¡No! Que me gustó mucho que me llevara a caballito—interrumpió Valh riendo—ya la llevaré yo...
–¡Jaj! ¿Y que tenga que llevarte cada vez a caballito? Sueñas...
Me guiñó el ojo.
–Por soñar que no quede.
Entonces Lestat me cogió de la mano y me acarició... pude notar como esto incomodaba algo a Louis.
–Me dijiste que ahora me dirías si quieres ir a cazar conmigo.
Dude un poco antes de responder... me moría de ganas por volver a salir con Louis, la noche anterior había sido de las mejores de mi vida, hablando y riendo sin parar... pero quedaban infinitas noches para volver a salir con él, y lo más importante entonces era terminar de hablar con Lestat.
–Bien, como quieras.
Él notó que estaba incómoda con él.
–Si no quieres no. Pero sabes que tenemos que hablar...
–No he dicho que no quiera.
–Está bien, ¿vamos?
Me despedí de los otros y me marché con Lestat.
Quedan reservados todos los derechos a su autora, JULIETA DE LIONCOURT, a partir de esta hora y este mismo día, Jueves, 6 de septiembre del 2001, a las 14:11 horas.
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martes, 23 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitols 20 i 21!

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eisss que arribem al final!!! queden 5 o 6 capítols
més només i arribem a la "CONVERCIÓ" en vampira jejeje...
les preguntes que m'havia fet algú queden resoltes jiji!
i com que son festes i blabla us deixo 2 capítols de regalet
apalis! a disfrutar-ho!
i merci a tothom que llegeix i-o passa x aquí de tant en tant!
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XX

–Bueno—dijo Armand después de un largo silencio—parece que estamos solos.
Sin remediarlo, empezé a llorar, esa vez sin poder controlarme y empezé a llamar a Lestat sin parar.
–Shh, tranquilizate, ¿qué te pasa?—dijo Armand desconcertado—nadie te hará daño aquí.
–¿Porqué no está Lestat conmigo?—volví a preguntar, llorando—cuando desperté creí que no tardaría en venir a verme y contarme lo ocurrido y la verdad, y estoy en un lugar donde todo el mundo me promete que nadie me hará daño, y que estoy bien aquí, ¿Qué he hecho para estar en un sitio así? ¿Donde estoy?
Armand intentó abrazarme y tranquilizarme pero yo no lo dejé y me apartandé de él.
–Esta es la casa de Lestat y los que estamos aquí somos como su família. Te llevo aquí porqué dentro de poco serás una más y quería que te vigilaramos.
–¿Que me vigilarais una manada de vampiros que no me conocen de nada?—dije, recordando el último encuentro que tuve con UN vampiro que no quería recordar—Pues... está loco. ¿Qué te impediría convertirme en uno de vosotros ahora mismo?
Armand me dirigió una mirada rabiosa y séria, que me hizo recordar a David y un escalofrío me corrió por todo mi cuerpo haciendome temblar. Inconscientemente mire a mi alrededor, como si fuera a aparecer en cualquier momento... Y Armand me abrazó y esta vez no le rechazé.
–Yo no sé lo que piensa Lestat. Puedo leer tus pensamientos así como los de cualquier otro mortal, pero no los de un vampiro como Lestat que los esconde constantemente.
–¿Ya soy una vampira?
–No... aún no.
–Aún no...—repetí, suspirando—Tu si lo eres—dije mirándole fijamente.
–Si, y Gabrielle, y Marius, y todos los que vivimos en la mansión, ya los irás conociendo.
En ese momento me di cuenta que aún íba solo con la toalla, y me entró frio. Armand se dio cuenta y ayudo a vestirme. Abrió un armario que había en la habitación lleno de vestidos preciosos de mujer y me los enseñó uno por uno para que escogiera. Terminé por elegir un conjunto de falda larga y blusa corta de color violeta-claro.
–Me voy—dijo Armand cuando íba a cambiarse—avisme cuando estés.
–No tienes porqué irte—dije yo, sorprendida de mi misma. Pero la verdad es que tenerle cerca me tranquilizaba.
–Como quieras—dijo él y se sentó en la cama, observando como me vestía.
–¿Quién es más viejo?
Él se puso a reír a carcajadas.
–¿Qué quieres decir exactamente con “más viejo”?
–Quiero decir—dije yo, empezando a peinarme—quién hace más años que es vampiro “de los que estáis aquí” y de quienes conozco Tu, Lestat, Louis, Gabrielle...
Él lanzó un suspiro.
–Yo soy de “los más viejos”, aunque Marius(a quién conocerás dentro de poco) me supera, lo mismo que Pandora, Santino...
Me cogió el cepillo y hizo que me sentara mientras me peinaba él.
–Me encanta peinar a las mujeres—me dijo mientras lo hacía—dilo capricho o lo que sea... es una cosa que siempre me ha gustado y me calma.
–¿Calmarte tu?—dije sorprendida, pues desde que lo había visto por 1era vez nunca se había puesto nervioso.
–Aunque no lo parezca la desaparición de Lestat y compañía me asusta también a mí.
–¿Es cierto lo que contó Gabrielle de cuando llegué aquí?
Armand detuvo el cepillo un momento antes de contestar.
–Yo estaba fuera, no puedo saber qué fue verdad o qué mentira. Pero Gabrielle no miente... ella nunca lo hace si se trata de Lestat.
Estuvimos largo rato en silencio.
–Qué prefieres—dijo él—¿cola, trenzas, recogido?
–Cola—dije—¿Que es eso que hablabais tu y Gabrielle de las presencias?
–Es algo complicado de contar..¿te acuerdas de lo que sentiste en el concierto? ¿La presencia incomoda de David y la benefactora de Louis?
–Si, ¿es eso?
–Viene a ser algo así. A ver como te lo cuento. Los vampiros somos especiales...—No pude evitar lanzar una carcajada. Noté como Armand sonreía y siguió—Quiero decir ESPECIALES EN TODO. Puede haber un millón de gente junta, un vampiro a un lado y en el otro lado otro vampiro, y sabremos distingirnos. Porque nuestros pensamientos salen inconscientemente, o por lo que sea... A veces, hay mortales especiales que pueden ver lo que somos, porque son más sensibles, o tienen algún pariente con poderes telepáticos. Se diría que todo va en el mismo lote. Y si un vampiro tiene muchas ganas de conocer una persona, aunque no quiera, consigue sin proponerselo que esa pesona vaya hacia él...
–Que fue lo que le pasó a Louis conmigo.
–Exacto... por lo que me contaba, Lestat hacía tiempo que se había “encariñado” de una mortal, especial según él, tanto que nunca pasó por su cabeza la idea de convertirla en vampiro, aunque si le había pasado esa idea por la mente de Louis, por celos más que nada quién sabe, o quizá también por curiosidad, y también a David Talbot, a ese como sabrás por venganza...
–¿Venganza?
–Si, Lestat lo convirtió en vampiro y no lo asumió bien por su pertenencia a la Talamasca así que quiso vengarse de Lestat... y acabó utilizandote a tí.
–¿Que es la Talamasca?—dije yo, que era la 1era vez que oía ese nombre.
–La Talamasca—siguió Armand, paciente— es como una mena de Inquisición pero que se dedica exclusivamente a observar y perseguir a vampiros, brujas... seres así. Aunque no tenemos que temer porque aunque nos descubran, nunca atreveran a acercarsenos ni decir nada por el miedo que les causamos... Simplemente se dedicaran a “archivar” el caso y seguirnos hasta que se aburren.
En ese momento terminó de peinarme. Me quedé tumbada en la cama, con la cabeza en mis manos, mirandole largo rato. Él se echó a reír.
–¿Qué miras con esa cara de boba? ¿No habías visto nunca a un vampiro?
Me eché a reír también. Me gustaba Armand, me caía francamente bien, por su forma de ser, de hablar, su honradez y sencilleza al contarlo todo... tan diferente de Lestat.
–Uuuuuyy, no te vayas a enamorar de mi eh? Bastante tengo con mi club de adoradoras presenciado por Daniel.
Me eché a reír otra vez.
–No tranquilo, no me ha pasado por la cabeza aún. ¿Quién es Daniel?
Noté que en esto Armand se incomodaba un poco.
–Es... es...
Volví a reír.
–No me lo digas si no quieres!
–No, no pasa nada, igualmente le conoceras. Es mi compañero, para decirlo de algún modo.
–¿Un vampiro creado por tí?
–Sí.
–¿Y tu como te convertiste en vampiro?
–Es una larga história... como la de todos.
Miré al reloj, y quedé sorprendida. Me parecía que había pasado una eternidad, pero tan solo eran las 3 de la noche.
–Tenemos tiempo aún...—dije, pensando en que todos desaparecerían al salir el sol—solo son las tres de la noche.
–Está bien—dijo él, y se tumbó a mi lado—te lo contaré.
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XXI

Así fue como, por boca de Armand, fuí enterandome de la vida y historia de todos los habitantes de la casa. La suya, la de Lestat, Louis... la pequeña Claudia, Gabrielle, el loco de Nicolás y los vampiros del teatro de Paris, Marius, Daniel... estaba contandome la de Daniel cuando un joven, con apariencia de entre 22-23 años, de normal estatura y delgado, con ojos azules y pelo corto y negro con mechas rojas entró en la habitación. Era él, Daniel, y nada más presentarnos Armand, nos encontrámos como si nos conocieramos de siempre. Yo le pedí a Armand que siguiera contando histórias de los vampiros que tarde o temprano conocería, y con Daniel hicimos buenas migas enseguida, no tardamos nada en juntarnos para tratar de poner histérico a Armand y sacárlo de quicio... me encantaba la forma irónica que tenía Daniel en reírse de Armand. Me contó, en persona própia, su história otra vez, como lo había vivido... pero que enseguida se había “acostumbrando” a la nueva vida.
Estábamos riendo los tres, cuando ellos dos se callaron de golpe... La puerta se abrió, y apareció Lestat por ella, seguido por Louis... Gabrielle no estaba, pero supe que estaba en la casa porque noté presencia.
No dije nada ni me volví al verlos, pero casi salto de la emoción... Noté que ambos estaban nerviosos y preocupados por mí, y Armand y Daniel se fueron dejandonos solos.
Los tres nos quedamos callados, mirandonos. Louis se acercó y me abrazó, sentandose a mi lado, mientras que Lestat se quedaba atrás, sin atreverse a mirarme, incómodo.
–No tienes que culparte—dije, pues supe como se sentia culpable de mi estado—No tienes culpa de nada, no sabías que sucedería.
–Podría haberlo evitado impidiendo que David se acercara a tí.
–¿Y como lo habrías hecho? Estabas actuando con el grupo. No hubieras podido dejar el concierto a medias.
Lanzó un suspiro.
–Podría haber suspendido el concierto. Pensé hacerlo cuando me enteré que David estaba por aquí... Le pedí a Louis que te vigilara sin decirte nada.
–Lestat sabes que no quise que viniera conmigo.
–Ya lo sé, si no te culpo...
–Estamos culpandonos por algo que ya no tiene remedio, mejor dejemoslo y olvidemoslo—dije, empezando a sentirme incómoda enmedio de esa discusión.
–Tienes razón—dijo Lestat—lo que más me preocupa es saber como te encuentras.
–Pues aparte que no puedo andar ni ponerme en pie, y que casi no puedo moverme, dedo decir que bien supongo.
–Lo siento—dijo Lestat acariciando y besandome—de verdad te juro que yo no pensé en ningún momento en convertirte.
–Entonces¿cuál era lo que tenía que esperar?¿Eso que me dijiste aquella noche en Central Park?
–Aquí sobro—dijo Louis—avisadme cuando me necesiteis.
–¡No!—dijimos Lestat y yo al instante, asustandole un poco, y nos quedamos mirandonos.
–Quedate por favor—dije aguantandole la mirada a Lestat.
–Nunca pensé en hacerte daño. Esa noche estaba... me tenías embrujado, no sabía que me decía ni lo que hacía. No era yo...
–El caso es... que ahora si tendrás que convertirme en vampira. Es eso... o acabaré muriéndome.
–¡No digas eso!—gritó Lestat, poniéndose violento y nervioso—No me odies, por lo que más quieras... Te amo demasiado para verte morir y no hacer nada para impedirlo, te llevaré a un hospital, hay opciones...
–¿Cómo me amas?—dije yo, que estaba volviendome violenta y me íba irritando cada vez más—¿Cómo amabas a Claudia?
–¡Júlia!—gritó Louis, pero yo no hice caso y seguí acusando a Lestat.
–¿Como una pequeña muñeca a quién se le tiene que enseñar todo? ¿Cómo la amaba Louis, que la deseó solo por su sangre? Por...
En aquél momento ocurrió. Lestat me dió una bofetada, y al acto empezó a beberse mi sangre... pero enseguida se apartó de mí. Todo empezó a darme vueltas, y me iba mareando cada vez más, me dolía todo y mi cuerpo entero se contorsionaba por el dolor causado por la pérdida de sangre. Vi a Lestat alejarse de mi, gimiendo, y Louis gritándole y sacudiéndole.
–¡Lestat, por el amor de Dios! ¿Qué has echo, la quieres matar realmente?
–¡No puedo hacerlo Louis!—gritó él mirándome—¡¡La amo!! ¡No quiero condenarla a la oscuridad de esa eternidad donde estamos!
–¡Hazlo, Lestat, o morirá! ¡Hace unos segundos decías que no querías verla morir!
–¡No puedo hacerlo, no lo entiendes!
–¡Pues si no lo haces tu lo haré yo!—dijo Louis, y íba a lanzarse sobre mí cuando Lestat le agarró del brazo—¿Quieres que muera?
–¡No quiero otra estúpida sentimental como tú! ¡Todo menos que se convierta en esto!
–¡Diablos Lestat! Se está muriendo, ¡mirala! O lo terminas tu o lo haré yo!
Lestat le soltó de inmediato y Louis se lanzó sobre mí, clavandome sus afilados colmillos donde los había clavado Lestat y bebiendose lo poco que me quedaba de sangre. Mientras lo hacía, Lestat se quedó sentado en el suelo, llorando lágrimas rojas de sangre, mientras nos miraba. Y sin soltarme, Louis me habló...
–Escucha Júlia, me he bebido toda tu sangre... si te dejara así morirías pero no lo permitiré—en ese breve momento me acordé cuando alguién había dicho eso antes, David Talbot… recordar su nombre me hizo tener escalofrios y me llené de pánico, Louis lo notó y me abrazó fuerte; en ese instante pareció como si todo se detuviera, solo estábamos él y yo—. Ahora voy a darte parte de mi sangre para que te conviertas en nuestra compañera, ¡y escúchame bien! Aunque te mareas, veas como todo da vueltas, o por más dolor que sientas, no cierres los ojos en ningún momento, mantenlos abiertos y mirame. No cierres los ojos...
Mientras Lestat bebía de mí, había oído el golpear de un tambor que ahora sabía que eran nuestros corazones. Un corazón mucho más fuerte que el de David, grande y poderoso y sin sentimientos y muy frío. El que oía ahora no era tan fuerte, pero aún así lo era, y pude oír el latir de un corazón joven y grande, y muy noble... ese era el corazón de Louis, que al terminar de hablar se hizo dos cortos en la muñeca y me acerco hacia ella para que bebiera su sangre... Unas gotas de un líquido extremadamente dulce cayeron en mis labios, y apretó la herida para que cayera más sangre. Noté como mis fuerzas me volvían, como volvía a sentirme viva otra vez, me aferré a su muñeca sin darme cuenta... Y al poco todo empezó a darme vuelteas y entonces se separó de mi, gimiendo de placer y por la pérdida de sangre...
Solo una frase me quedó en mente, “no cierres los ojos”... y no los cerré, mientras seguía contorsionando por el dolor y empezaba a sentir como mi cuerpo se moría para dar vida al cuerpo de inmortal... Al final los cerré, solo un instante, y al abrirlos ya todo había cambiado.
Lo que antes veía oscuro, ahora lo veía más claro, y lo que era claro lo veía con un extraño color blanco o amarillo-claro...
Tardé unos momentos en reaccionar, cerré los ojos, los abrí y todo volvió a tener su color normal. Pero mi transformación aún no estaba... Mientras me regiraba, se me había soltado el pelo, y al acto noté unas cosquillas por todo mi cuello; sentí como mi pelo se volvía más corto y cambiaba. También noté que ya no tenía ningún dolor, y me levanté, finalmente, sin decir nada... Louis y Lestat estaban enfrente mío, mirándome boquiabiertos como si no me conocieran. Me eché a reír por su aspecto y me di cuenta que hasta mi voz había cambiado... y tuve que taparme los oídos por el dolor que me produjo mi aguda y alta risa vampírica. Al acto, para comprobar si era realmente cierto o solo era durante un instante, me pose a cantar, y sin saber como, me encontré cantando las canciones que había estado cantando Gabrielle, y sin saber en qué lengua lo hacía. Mi voz se había vuelto muy aguda y dulce, y podía llegar a notas altísimas en que antes no hubiera podido llegar sin quedarme totalmente afónica. Fuí a mirarme al espejo... y di un grito.
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jueves, 18 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitol 19

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cada cop queden menys capítols!! diria que en queden 6 o 7
així que... AL LOROOOO!!! (però aviat noves històries,
no va ser l'única que vaig escriure JEJEJE! i què nassos
per imbècils i idiotes no he de deixar de públicar ni
d'escriure! que s'aguantin i es fotin ells anda ia!)
temps perdut? doncs si I MOLT QUE EN VAIG PERDRE!
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XIX

Al empezar a chillar yo, Lestat vino rápidamente y me cogió él, no sé como lo hizo ni lo que paso, pero me quedé dormida nada más cogerme él en sus brazos. Lo único que recuerdo fueron sus palabras antes de dormirme...
“Ya no sufras más mi amada y deseada mortal... Llego el momento como te prometí. Ahora duerme y no pienses en nada, que yo vigilaré tu felicidad el resto de la eternidad”.
Me desperté el día siguiente, por la tarde siendo ya oscuro. Estaba en una habitación grande, decorada al estilo antiguo, el gusto de Lestat sin duda. Al lado de la cama había una mesa pequeña y encima una bandeja con comida y bebida, para mí sin duda, aunque no tenía nada de hambre, y solo mirarlo me había sentido fatal y con enormes ganas de devolver así que aparté la vista rápidamente de allí. Había una puerta abierta que conducía al baño, y otra que conducía fuera. Estaba intentando ponerme en pie cuando esta se abrió y entró una mujer mayor, muy hermosa, tanto que me quedé largo rato mirandola. Era bajita y delgada, con ojos azules, y unas facciones en la cara muy parecidas a las de Lestat. Llevaba el pelo corto por las oreja y de un color rojo como el fuego. Ella también me miró largo rato, luego se acercó y me estrechó la mano con firmeza y dulzura a la vez(con su mano fría como de mármol) sonriendo todo el rato.
–Mi hijo sabe escoger bien, lástima que todo haya ocurrido así..
–¿Su hijo?—dije, ya sin asustarme ni extrañarme de nada de lo que pudiera ocurrir a partir de entonces—¿Quién es usted?
–Me llamo Gabrielle—dijo sentandose a mi lado—y soy la madre de Lestat-
Me quedé como si lo supiera de siempre; no fue una sorpresa para mí.
–¿Y qué quiere decir con que Lestat sabe escoger? ¿Donde está él, por qué no está aquí conmigo?
Me miró séria.
–No lo sé donde está, nadie de los que estamos en esta casa lo sabe.
–¿De los que estámos?
–Si. Ya los irás conociendo poco a poco—echó una mirada por la habitación—vaya—dijo al ver toda la comida y bebida entera—veo que no has comido nada, ¿no te gusta lo que hay?
–Grácias, si pero no tengo apetito—dije, y traté de incorporarme aunque una vez levantada casi me caigo si no es porque ella me cogió.
–No hagas esfuerzos, en tu estado no tienes que hacerlos.
De repente empezé a sentirme mal, sin fuerzas, y al mirar abajo todo me daba vueltas... sentí calor y empezé a sudar y sudar, y quería hablar pero no podía porqué me venian ataques de nervios.
–Calmate pequeña, esto es solo que estás enferma y tienes que descansar y tranquilizarte. Todo pasará en cuanto Lestat vuelve y te quedes con nosotros.
Al sentir ese nombre aún me sentí peor y empezé a llorar sin remedio. No entendía porqué Lestat no estaba allí, porqué me había dejado sola en un lugar desconocido y en donde no conocía a nadie, ni porqué no había querido estar junto a mi al despertarme. Gabrielle me abrazó todo el rato, tranquilizandome, hasta que volví a quedarme dormida. No mucho rato pero el suficiente para calmarme y recuperarme. Y al despertar ella seguía allí, a mi lado. Como seguía sudando me ayudó a levantar y me llevó hacia el baño, donde la bañera ya estaba llena. Me metí dentro y dejé que me lavara, como si volviera a ser una niña pequeña y ella mi madre. Entonces empezó a cantar canciones extranjeras, con la voz más dulce que jamás haya oído. Me quedé dentro del agua, llena de jabon y sales perfumadas, y me quedé totalmente relajada, casi como hipnotizada... hasta que una voz masculina lo interrumpió llamando a Gabrielle y entrando en el baño, quedando justo enfrente de mí por lo que me metí rápidamente en la bañera, tapandome. Y apareció un chico joven, de unos 16-17 años de edad, aunque enseguida supe que tenía muchos más. Se sorprendió al verme y sonrió, aunque no se sonrojó como lo habia echo yo.
–Perdona—dijo con una voz muy dulce y joven, y fue hacia Gabrielle, poniendose de espaldas a mí—¿así va mejor?
No dije nada, aunque me tranquilizó al no tener que aguantarle la mirada a un ser tan bello. Era bajito y delgado, con las facciones sumamente delicadas y bellas, la piél blanca y pálida como todos los seres que había conocido ya, y tenía unos inmensos ojos negros y su pelo era largo y de un precioso color ébano.
–No sabía que estabas acompañada—le dijo a Gabrielle—¿Quien es?
Gabrielle había seguido lavándome y cantando como si nada.
–Se llama Julia. —al oír eso me sorprendí; Júlia,¿había dicho? si mi nombre era... ella siguió como si nada— Va a quedarse con nosotros.
El joven lanzo una carcajada.
–Así que otra más en la família... ¿otra obra de Lestat?
Gabrielle le pidió que me ayudara a levantar y mientras el joven me sostenía, me abrigo con una toalla, secándome. Luego nos dirigimos otra vez a la habitación, donde fue secándome el pelo con otra toalla.
–Esa vez ha sido involuntariamente, Armand. Él no quería.
–Bueno si, Marius me ha contado algo al respeto. ¿Se sabe algo de él y de Louis?
Gabrielle suspiró.
–No desde hace horas... llegaron de golpe, entrando volando por la ventana de mi habitación. Lestat estaba completamente fuera de sí, llevándola en brazos, y Louis íba detrás suyo intentando calmarlo sin remedio. Lestat le pidio que sujetara a Julia que no paraba de gritar y golpearlos con todas sus fuerzas... Solo conseguí entender que Lestat no quería, que fue obra de David Talbot... y me pidio que nos quedáramos con ella, que tenía que irse pero no dijo donde. Intenté aturarle pero no pude, y bastante trabajo tenía Louis con sujetarla. Al salir Lestat él me la dió y dijo que intentaría aturar a Lestat que no podía estarse aquí.
–¿Y desde entonces no se ha sabido nada más?
–No. Daniel, Santino, Pandora y algunos de la família han salido a buscarlos pero no los encuentran. Lestat se esconde, y Louis también de vez en cuando.
–Si Lestat no quiere que le encontremos no daremos con él.
–Él único que puede dar con él es Louis y porque lleva su sangre.
–Tu también la llevas...
–Sí, pero no puedo dejarla sola.
Armand(ese era el nombre del joven) me miró, tranquilo, y abrazó a Gabrielle.
–Estás sufriendo por Lestat.
–No es por él... sé perfectamente que no puede pasarle nada, y si pasara, puede defenderse. Temo por Louis. Es más débil y según qué o quién encuentre...
–Lo consideras como tu hijo—interrumpió él.
–Mi hijo adoptivo... y un hermano y gran amigo a la vez.
–Vete a buscarlos. Tranquila, yo cuidaré de ella.
Gabrielle me miró, asustada, y luego miró a Armand.
–¿No estarás pensando...?
–No la convertiré. Sé que Lestat me mataría.
Al final Gabrielle se convenció que podía dejarme con él y salió a buscar a Lestat y a Louis, dejándonos solos. Esto yo lo íba viviendo como si fuera una película donde yo era la protagonista y la espectadora a la vez.
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jueves, 11 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capítols 17 i 18

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i com que ens acostem al final i ja va quedant menys
avui em dona per deixar 2 capítols a part que crec k
ara comença la part amb "més acció" i més interessant
jeje ;)
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVII

Y al instante, sin saber como, noté su presencia acercándose junto a otra que íba un poco más atrás que él... pero que no dejaba que yo supiera quién era, solamente me advertía que me alejara de David para mi bien, que eso sería una pesadilla si seguía junto a él...
Estaba totalmente desconcertada, no tenía ni idea de que hacer. Me quedé sin hacer nada, pues no sabía como reaccionar ante aquello tan extraño, y sin darme cuenta, noté como David me cogía del brazo y me llevaba con él fuera del lugar. Mientras salíamoss de allí, pasamos, ya casi corriendo, por el lado de Isabela y Helene que sin duda me vieron e incluso me pareció oír como me llamaban, pero estaba demasiado desconcertada para hacerles caso. Esa sería la última vez que las vería, aunque yo no lo sabía aún.
Y David me alejaba cada vez más de ellas, pues ya estabámos en su coche yendo a algún lugar desconocido y pasábamos por zonas de la ciudad en donde yo no había estado nunca antes.
Entramos en una casa vieja de piedra, de dos plantas, pero decorada con gustos actuales. Llegamos al salón, y una vez allí David se de tuvo, con lo que yo me detuve también.
–Bienvenida a mi casa—dijo, señalandome todo abriendo los brazos—espero que te encuentres bien aquí.
No dije nada, simplemente lo miré todo y luego le miré a él, que hizo un gesto indicando que me sentara y luego se sentó a mi lado cosa que me resultó algo incómodo. Ya no sentía nada; las presencias de Louis y de Lestat habían desaparecido, como también sus advertencias, las quales habían estado llegandome todo el camino hasta llegar a la casa, donde cesaron de golpe.
–No les hagas caso—dijo David—Louis y Lestat siempre han estado algo... exagerados conmigo.
Esos nombres me hicieron despertar, aunque seguía desconcertada.
–¿Quién eres, porqué me has llevado hasta aquí?
–Quiero decirte la verdad sobre Lestat.
–¿La verdad de Lestat? ¿Qué hablas?
Me miró y sin evitarlo, quedé como hipnotizada por esos ojos... No sabía como, pero ejercían un gran poder sobre mí. Me quedé callada, observándole, y él no dijo nada. Se levantó, encendió la tele y puso una cinta de video. Volvió a sentarse a mi lado y me dio el mando.
–La verdad de quién es realmente. Eso es lo que grabé la noche que fuisteis a Central Park.
Seguí callada, sin decir nada. Apreté el botón de play y empezó a verse la cinta. Al principio nada, un trozo de cinta en negro. Hasta que empezó la grabación. En ella salíamos Lestat y yo de bastante cerca saliendo del hotel, subiendo a su coche y yendo a Central Park... y luego todo lo que os había contado ya. Noté que David no separaba su vista de mi, atento a cada reacción. Al terminar el video, me quedé callada un rato, tenía la sensación que todo era una estúpida broma.
–Bien, no sé que realidad tengo que ver, pues la que tenía que ver ya la vi como pudiste ver mientras grababas y luego viendo tu el video.
Él soltó una carcajada, otra más.
–¿En sério no viste nada raro?
–¿Cómo qué?
–Repetición de la jugada, espera. A ver si resulta que eres ciega...
Y sin dejarme hacer ni decir nada, rebobinó la cinta hacia atrás, hasta donde salíamos Lestat y yo bailando.
–Ya lo he visto—dije, cansada de ese juego.
—Espera. Fijate en el suelo.
–¿En el suelo?—dije perdida totalmente, miré en la pantalla... y casi me da algo al ver que Lestat y yo estuvimos bailando... ¡¡¡A VARIOS METROS DEL SUELO!!! Me quedé pasmada, y al rato me puse a gritar, histérica y más enfadada que nunca.
–¡¡¡¿¿¿Pero qué es eso???!!! ¿¿Porqué trucas la cinta, qué caray quieres de mí???
–Tranquila, no quiero nada...
–¡¡¡¡Como que tranquila!!! ¡Me estas tomando el pelo y encima tengo que tranquilizarme! ¿Qué pretendes, hacerme creer la tontería que Lestat es un vampiro realmente?
Él no dijo nada, solo me miraba, como compadeciéndose de mí o lo que sintiera.
–Pues eso mismo.
–¡¡¡¡JAJAJAJAJA!!! Me voy, no quiero oír más tonterías semejantes!—grité, ya de pie, e íba a irme cuando él me cogió fuerte por los brazos encarándose a mí e impidiendo que marchara.
–¡¡Déjame en paz!! No sé que quieres pero que sepas que antes de aparecer tu era la chica más feliz del mundo. ¡Yo quiero a Lestat y él a mi! Así que no hay más que hablar y...
En aquél momento David soltó una carcajada, cosa que me enfurecía aún más.
–¿Te hace gracia que nos queramos?
–Inocente mortal—dijo, y aquí fue donde por primera vez, empece a notar algo raro en él—si te quiere, pero no como tu crees...
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVIII

Empecé a callarme y asustarme, pues me agarraba cada vez con más fuerza, como nadie lo había hecho antes, y me pareció ver como sus ojos cambiaban de color según su estado.
–Que te pasa ahora, tienes miedo?
–¡Déjame!—grité, temblando ya—Me estás asustando, no sé qué quieres pero como me hagas algo sepas que Lestat no te lo perdonará...
No sé como pude hablar, ya que toda yo temblaba y él no paraba de reír. Hasta que calló y me miró seriamente, con la mirada más terrorrífica que jamás me habían dirigido.
–¿Quieres que te enseñe lo que Lestat quiere de tí?—dijo, y entonces... noté como mis pies se alejaban del suelo, y sin darme cuenta estábamos ya tocando el techo, yo petrificada de terror por lo que sucedía, mientras que David me tenía bien agarrada por la cintura, de modo que quedábamos cara a cara. Sin darme cuenta me abrazé fuerte a él, sin enterarme de lo que hacía y empezé a gritar.
–¡¡¡Bájame!!! ¡Quiero irme de aquí, por lo que más quieras! Dejame y prometo que haré todo lo que quieras, pero deja que me marche de una vez...
Entonces él se quedo callado, observándome, y mientras seguía sujetándome por la cintura con una mano, con la otra me acariciaba el cuello... haciendo que el terror se escampara por todo mi cuerpo.
–Déjame...—seguí diciendo, empezando a llorar—no me hagas nada... no puede suceder, no es real...
–Pero lo es—dijo él, siguiendo acariciandome y cada vez estabámos más cerca—y quiero que sepas como es para que te enteres de quién es Lestat...
Sin dejarme decir nada más, y aunque lo hubiera echo yo no hubiera podido hacer ni decir nada, empezó a besarme largamente en los labios, y fue bajando hasta llegar a mi cuello...
Allí empece a chillar, hasta que noté dos fibladas entrando en mi cuello como si me clavaran agujas, y supe que me había clavado sus colmillos y estaba bebiendose mi sangre. Y mientras lo hacía sentía como un tambor cada vez más cerca y fuerte, mientras otro íba sonando cada vez más débil... Ya había perdido la noción del tiempo por completo, y no sabría decir cuanto tiempo duró aquello hasta que al fin, se separó de mi y fuimos bajando lentamente, hasta llegar al suelo; él me tumbo en el sofá, pues estaba ya tan débil que no me habría aguantado en pie.
–Inocente mortal...—repitió, acercandose, yo seguía llorando y me había quedado completamente muda, y unos escalofríos empezaron a correrme por todo el cuerpo–te he dejado al precipicio de la mano de la muerte... Si ahora te dejo así morirás. Sería una gran tristeza por Lestat, ¿no crees?
Igual que me había quedado muda, sin poder hablar y sin decir nada, ya no sentía absolutamente nada, aparte de una gran fascinación por ese ser que tenía delante. Me besó otra vez, largamente, y sentí más escalofríos pero esta vez de placer; ahora me gustaba, y él lo sabía de modo que fue alargando el beso y las carícias que fueron repartiéndose por todo mi cuerpo... Se separó de mi, solo para volver a hablarme, mientras nuestros cuerpos íban juntándose más, más, más...
–Quiero más...—logré decir al separarse él. No dijo nada, solamente sonrió.
–Yo también sentiría una gran pena si te dejara morir. Louis tenía razón... eres...
eres MUY especial. MUCHO MÁS DE LO QUE TÚ TE CREES.
Eso me produjo un enorme placer, y si hubiera podido seguro que me habría puesto roja
de pronto... aunque estaba demasiado débil.
Y volvió a besarme, hasta que todo sucedió, en un solo momento... un fuerte golpe abrió la ventana del salón donde estabamos y empezó a entrar un viento frío y nocturno, y mientras me fijaba en esos detalles, habían entrado por la ventana Lestat y Louis, y Lestat nos había separado violentamente a David y a mí, y mientras Louis me cogía y sostenía en brazos, Lestat gritaba y tenía agarrado por los hombros a David que solamente lo miraba con rábia por habernos separado y reía sin parar irónicamente, hasta que Lestat lo arrojó sobre la mesa de cristal que había delante del sofá y David quedó cubierto con heridas y cristal, dejando de reír y empezando a gemir de dolor. Todo esto yo lo vívia mientras íba como zombie y medio drogada y estaba inconsciente, como dormida, hasta que oí gritar a David; bastó eso como para ponerme a gritar yo también, era como si los cristales me los hubieran clavado a mí, y a la vez golpeaba a Louis que tenía que hacer enormes esfuerzos para poder seguir sujetándome e impedir que saltara y fuera a matar a Lestat, porqué eso era lo que quería, matar la persona que había herido a quién más amaba, pero sin saberlo aún en ese momento, y a quién más amaría toda mi vida y lo que me queda aún de ella.
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viernes, 5 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capítol 16

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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVI

Pasamos largo rato juntos, en silencio. Hasta que él lo rompió otra vez más, para dejarme sorprendida, pero esa vez algo inquieta también.
–Temo por tí—dijo, sin dejar de fijar su mirada hacia el vacío—no sé si seremos suficientemente fuertes para protegerte.
–¿Protegerme?
–Hay alguién que quiere... Como tu has llegado a intuir hay alguién aquí que quiere llevarte hacia él y alejarte.
–Louis yo estoy bien contigo. Desde que estoy aquí me siento mucho mejor. Ya lo sabes.
Louis se calló, y nos quedamos los dos así, sin decir nada más.
Volví a sentir esa presencia que me incomodava, pero esa vez de un modo diferente. No sabía contarlo. Quizá curiosidad, quizá... Fuese lo que fuese. La curiosidad, sin embargo, fue más fuerte esa vez. Note la mano de Louis cogiéndome la mía.
–No te vayas—dijo, pues inconscientemente yo ya me había levantado.
–No voy a hacer nada. Solamente quiero saber quien es.
Louis me miró largo rato, pensativo.
–¿No hay nadie que pueda hacer cambiarte de opinión?
Sin contestar, dirigí la vista hacia el público, pero en ningun lugar concreto. Así paso largo rato, y de golpe, sin darme cuenta, Louis se marchó. Me di cuenta de golpe, aunque seguía notando su presencia allí dentro. Sin embargo íba alejandose cada vez más de mí. Y no hice nada por evitarlo.
El concierto íba acercandose al final. Y, como si no hubiera pasado nada ni hubiera conocido a Louis, fuí volviendo a ser otra vez como antes, cosa que me hizo recordar la llamada del paparazzi. Empezé a ponerme nerviosa y sentí necesidad de estar más cerca de Lestat que nunca. Baje hasta abajo, y no sé como, fuí abriendome paso con algún que otro empujón, hasta 1era fila, donde estaban mis amigas que estaban totalmente enfrente de Lestat. Al llegar no me dijeron nada ya que estaban histéricas perdidas siguiendo el concierto. No sé cuanto duró, solo que sin dar cuenta el concierto se terminó. La gente estaba histérica, sin moverse de allí y no paraban de corear el nombre de los miembros del grupo ni de reclamar que volvieran a tocar. Mientras sucedía eso, mis amigas y yo, habíamos llegado hacia un guarda y habíamos podido entrar en los camerinos, donde el ambiente era muy festivo y donde todo el mundo celebraba el éxito. Busqué por dentro pero no llegaba a encontrar a Lestat. Y lo curioso es que nadie sabía donde estaba, según dijeron había salido casi corriendo al terminar el concierto y salir del escenario y no le habían vuelto a ver. Alex me dijo que lo único que había hecho era decir que si yo íba que me esperara hasta que él volviera.
Me quedé sorprendida por eso pero no mucho más de lo que quedé al oír que una voz masculina me llamaba detras mío, y una voz desconocida. Me giré y fue la 1era vez que lo ví. Creo que me enamoré de él al instante en que lo ví. Pero me sentí confusa... Porque noté que esa presencia incómoda surgía de él, en otras palabras, él era esa presencia.
–¿Eres Lydia, verdad?
Salté como si despertara. Bueno, fue como si despertara de golpe, ya me entendéis.
–Si, soy yo. ¿Y tu eres...?—logré preguntar, curiosa.
–David, David Talbot, a sus servicios.
La curiosidad me hacía ser lanzada y atrevida.
–No nos conocíamos verdad, ¿de qué me conoce?
Emitió una carcajada.
–Por favor, no me hableis de usted!. Bueno, espero que no te moleste que te hable de tí, lo hago por tu edad...
Me sonrojé un poco. Aunque seguía sintiendo algo incómodo, ese chico me caía francamente bien.
–No, claro, no me molesta. Pero diga... dime de que me conoces.
–Espero que no te enfades cuando lo sepas, porque me caes francamente muy bien.
–¿Porqué tendría que enfadarme?
Hubo una pausa en la que los dos nos miramos detenidamente. Era alto y fuerte, cabellos oscuros cortos y unos preciosos e inmensos ojos negros. Vestía un conjunto tejano, con unos pantalones ajustadísimos que le quedaban muy “sexys”, para qué negarlo.
–Hemos hablado esta mañana.
Me quedé desconcertada.
–¿Esta mañana? Si no he salido de casa...
–No, personalmente no. Hemos hablado... por teléfono.
Ahí, sin poder evitarlo, me enfurecí y al acto me puse nerviosa pues recordé lo que había pasado con Louis.
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martes, 2 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capítol 15

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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XV

Finalmente decidi salir un momento, o ir a un lugar más tranquilo en el que poder calmarme. Mis amigas, aún la distancia que nos había separado, se quedaron algo sorprendidas, pero aún así no hicieron ningún comentario.
Salí de entre el público, (hacía rato que había empezado el concierto con todo) intentando que no me pisara la gente, y fuí a sentarme en las escaleras del vestíbulo, las que conducían a los palcos del local. Una vez allí, la sensación de que me vigilaban desapareció, pero me entró otra sensación, como de que alguién me vigilaba pero para mi bien. Y sin saber porqué, como guiada por esa sensación, subí al último piso, y a medida que íba subiendo íba notando como me acercaba más y más a la persona de quién me producía esa sensación de benestar.
La gente íba desapareciendo a medida que íba subiendo pisos(el edificio tenia tres o quatro sin contrar platea). Cuando subí al último, ya con la sensación de estar al lado de ese alguién, no me costó encontrarlo pues solo estaba ÉL ahí. Al darme cuenta de que era él de quién provenía esa sensación, me quedé inmóvil, contemplandolo. Era tan hermoso y bello como Lestat. Con el pelo castaño, la piel tan pálida y delicada como Lestat, ojos de color azul que íban cambiando con las luces que provenían del escenario donde Lestat seguía con el concierto...
Como decía, yo me había quedado inmóbil, contemplando ese hombre. Y, sin saber el como, sabía que él se había persuadido de mí estado, que lo sabía todo acerca de mí... Y así me quedé, hasta que él se giró, me observó detenidamente de arriba abajo lo cual me produjo un placer que no había experimentado nunca(ni tan siquiera con Lestat), se me acercó, hizó una reverencia de presentación al estilo antiguo y me besó la mano.
–Encantado de conocerte, Lydia. No sabes cuantas ganas tenía de hablar contigo...
Me quedé tan sorprendida de que supiera mi nombre que no supe reaccionar. Solamente pude decirle hola. Él sonrió.
–No sé como has podido venir, ya que no era mi intención que vinieras. Pero en todo caso me alegro de que hayas venido—aquí sonrió, y aunque no era su intención, fue la sonrisa más seductora que me han dirigido en toda mi vida—Sabes, la verdas es que viendo toda la gente que hay ahí abajo ya empezaba a encontrarme algo solo.
Entonces los dos nos quedamos mirandonos, callados. Finalmente él se sentó en el suelo, siguiendo el concierto. Yo no tardé en hacer lo mismo y sentarme junto a él. Al hacerlo noté que se incomodaba un poco, pero solo un insante nada más. Me pasó el brazo detrás de los hombros y así nos quedamos largo rato. Estando allí, callados sin decir nada, me parecía que yo era una persona realmente importante para ese hombre, y creía que él lo era también para mí. Era feliz. Y lo fuí... hasta que de pronto, algo hizo levantarme de golpe, dejando sorprendido a ese hombre. Había vuelto a tener la sensación de que alguién más me observaba, me vigilaba; otra vez sentí como empezaban a venir los ataques de nervios, y esa vez más fuertes pues también sentía que esa otra persona, o lo que fuera que me vigilaba, lo sabía todo de mí, como el hombre con quién estaba, pero con diferencia de que esa otra persona o lo que fuera quería usarlo para dañarme.
Sin darme cuenta el hombre con quién estaba se levantó, y me abrazó tiernamente haciendo que me calmara un poco.
–Lydia no temas. Yo estoy aquí, no tiene que pasarte nada malo.
Y entonces, sin saber como ni porqué, supe su nombre. Y por su nombre le llamé.
–Pero Louis—en efecto, así se llamaba él—esa persona... me espera, lo puedo sentir.
–Lydia esa persona, sea quién sea, no se atreverá en dañarte si yo estoy aquí. Sabe muy bien que yo no lo permitiría... Y Lestat tampoco.
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quedaba tanto por vivir... y dime que todo volverá a ser como antes....

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hi ha persones i fets que per més que t'hi esforcis...
per més que ho provis un i un i un altre cop mai
podràs oblidar...
aquí una cançó de l'amaia montero el seu 1er disc
en solitari!

"quiero clavarte una flecha en tu alma malvada
mirarte a la cara decirte que nunca
te contare la verdad
ando buscando un amor verdadero
que me diga que soy verdadera"
(això és d'una altra cançó)
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MIRANDO AL MAR - AMAIA MONTERO
http://www.goear.com/listen.php?v=861f8cf

Dime corazón
Dime que es peor
Ver como te vas
O quedarme hasta el final

Tú sin avisar
Tú casualidad
Tú que me ganaste poco a poco sin hablar
Tú que me entregaste el cielo

Tú que eras mi complice
Mi amigo mi adicción
Eras mi luna mi mañana mi canción
Eras la parte negociable de mi amor

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir

Sola soledad
Quieta la mitad
De esta inmensa playa
Donde rompo a llorar
A solas me preguntan donde

Tú que eras mi complice
Mi amigo mi adicción
Eras mi luna mi mañana mi canción
Que eras la parte negociable de mi amor

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir

Mírame a los ojos
Y dime que todo volverá
A ser como antes
Acércate otra vez
Abrázame esta vez
No quiero que me dejes sola
Sin ti no quiero ser

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir
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lunes, 24 de noviembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitols 13 i 14

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Apa que feia dies-setmanetes que no actualitzava!
dos capítols més jejeje :P
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XIII


Hasta que Lestat me volvió a besar. Y luego vino otro beso, y otro... Y yo no podía creer lo que estaba sucediendo. Y cada vez nos abrazabamos más fuerte. Hasta que terminó. Nos quedamos abrazandonos, mirandonos y acariciandonos... Lestat sonreía, y se le notaba tranquilo, más tranquilo que nunca.
–Contigo estoy sintiendo algo que no sentía desde hace muchísimo tiempo...
Le abrazé más fuerte aún.
–No quiero separarme nunca más de tí Lestat. Te quiero demasiado como para volver a perderte.
No me dí cuenta que, al decir eso, incomodé a Lestat, recordandole lo que era en realidad. Yo había seguido hablando.
–Lestat quiero estar contigo para siempre, eternamente...
Y no pude terminar porque al decir esto, se puso nervioso y se separó de mi, con lo que me quedé desconcertada.
–¿Qué ocurre?
–Nada—dijo poniendose de pie—solo que ya es tarde y es hora de irnos.
Me quedé asombrada, pues eso último me lo dijo con algo de brusquedad.
–Lestat si he dicho o hecho algo que te hiciera enfadar o que te molestara...
–No has dicho ni echo nada—dijo, dandome la mano para ayudarme a levantar—solo que... ya es tarde.
No acepté su mano y me levanté sola. Él quedó sorprendida por eso. Me puse frente a él y le besé, aunque él volvió a separarse de mí.
–Nunca había estado tan segura de lo que siento por tí—dije, intentando que me mirara a los ojos pero sin conseguirlo—¿Y tu?
Él se sorprendió y me miró.
–¿Yo? ¿Qué quieres decir?
–Quiero saber qué sientes por mí. Si me amas como yo a tí...
–Lydia por favor...
–Dejame terminar. Quiero que me digas qué sientes hacía mí. Si me amas... o si soy solamente un juego. Porque yo por tí lo daría todo... Si solamente me dijeras que me amas. Si me lo dijeras “ven”, lo dejaría todo ahora mismo solo para poder estar contigo siempre.
Noté que me había pasado un poco. Hacía pocos días que nos conocíamos... Pero Lestat se acercó y me abrazó, y me besó en la frente.
–No sé porque eres así—me dijo, acariciándome—me pides que te lleve conmigo ahora mismo... si puediera lo haría, creeme que lo haría. No dudes en ningún momento que te amo y te deseo. Des de que te conozco, al separarnos que no hago nada más que pensar en tí...
–No hay nada ni nadie que nos separa entonces...
Lestat lanzó un suspiro mirando hacia el cielo.
–Te equivocas... solo te pido paciencia. Si de verdad me amas, espera...
–¿Que espere? ¿Qué tengo que esperar y hasta cuanto tendré que hacerlo?
–Te avisaré. Y tu lo sabrás inmediatamente.
–No te comprendo Lestat...
–Prometeme que lo harás por mí.
–Pero...
–Prometemelo.
–Te lo prometo.
Y después Lestat me abrazó, me cogió de la mano... y empezamos a bailar, mientras él cantaba varias de sus canciones.
Finalmente tuvimos que irnos pues ya se estaba haciendo tarde. Esa vez no me escape, y Lestat me llevo hasta mi casa. Al llegar, tenía la sensación de que algo íria mal, no sabía que. Nos besamos antes de despedirnos.
–Tengo miedo que esto sea un sueño realmente—no pude evitar decirlo—y si no volvemos a vernos...
–Volveremos a vernos—dijo él—recuerda lo que te dije... “no me perderás de vista tan facilmente”.
Sonreí y volvimos a besarnos. Y al bajar del coche, estuve observandolo mientras se alejaba en su porche negro hasta que lo perdí de vista. Y fue la última vez que lo vería antes del concierto.
Aunque, como él había dicho, no dejé de tener notícias suyas. A partir de entonces empezó a hacerme regalos. Cada día, a cada hora. Y todas con notas suyas. Naturalmente eso impresionó muchísimo a Helene y Isabel, que no paraban de pedir que les contara lo que pasó esa noche. Pero no se lo contaba, porque eso tenía que ser un secreto entre Lestat y yo. Y sin darme cuenta, los celos fueron apoderandose de mis amigas. Cada vez nos veíamos menos, y discutíamos por nada. Hasta que llegó el día del concierto. Ese mismo día me llegaron tres “backstages” o tres pases para asistir a pruebas de sonido, ensayos e ir como inviadas. Aunque me daba cuenta que estaba distanciandome de mis amigas, no dudé en llamarlas pues esos pases solo podían ser suyos.
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XIV

Y ese mediodía empezó. Íba a salir cuando llamaron por telefono. Mi madre lo cogió, y luego vino a mi habitación diciendo que era para mí, y al preguntarle quién era me dijo que no habían querido decirlo. Aunque pensé que podía ser Lestat, me dió mala impresión. Fuí a coger la llamada.
–¿Quién es?
Silencio al otro lado. Solamente se oían ruidos extraños. Me puse algo nerviosa.
–¿Quién es, hay alguién?
De golpe oí que cogían el telefono. Y una voz de hombre joven respondió.
–Sí, perdón. Como no había nadie pensé que tardarían más en contestar.
Me pareció algo absurda la respuesta, pero no dije nada pues quería saber con quién hablaba ya que no lograba conocer la voz.
–¿Con quién hablo?
Oí una risotada.
–Con alguién a quién no conoce... aunque yo si la conozco. Soy paparazzi...
Esa vez fuí yo quién se rió.
–Ah, que bien. ¿Y que tiene que ver eso que usted sea paparazzi conmigo?
Breve pausa.
–¿No le suena el nombre Lestat de Lioncourt?
Y entonces algo empezó a ponerme nerviosa otra vez. Pensé en lo sucedido aquella noche...
–¿Qué quiere de mi?
–Tranquila. Solamente hablar con usted sobre su “amigo”(al decir esto noté que lo decía con ironia) Lestat.
–Perdone pero esos días no tengo tiempo. Más adelante quizá.
–Hace unos días, mejor noches—interrumpió el paparazzi—en Central Park...
Me cabreé por completo y entendí lo que quería. Sacarme más información a via de hacerme chantajes.
–Está bien. Donde y cuando.
–Después del concierto. En la salida, no se preocupe, yo la encontraré.
Y colgó sin dejarme hablar. Me quedé un momento en blanco, y luego los nervios se apoderaron de mí. No sabía que hacer. Quise contarlo a alguién, pero me detuve, pues nadie sabía lo que había entre Lestat y yo y temía que si lo contaba a alguién pudieran surgir problemas.
Con mis amigas habíamos quedado hacia las cuatro de la tarde, aunque el concierto no era hasta las ocho, para asistir a los ensayos. Al llegar encontramos multitud de fans y seguidores fuera. Pero pudimos entrar sin problemas, y para nuestra sorpresa, encontramos que todo el mundo allí sabía que iríamos(obra de Lestat sin duda) y enseguida nos dijeron que podríamos seguir el concierto desde la parte de invitados o desde el lugar que quisieramos.
Los miembros del grupo ya estaban ensayando pero faltaba Lestat que nos dijeron que siempre era el último en llegar a los ensayos. Todo el rato estuvieron haciendo bromas con nosotras, aunque quién mejor se lo asaban eran Helene e Isabel, ya que yo no podía dejar de pensar en la llamada del paparazzi. Varios momentos estuve al borde de un ataque de nervios, porque desde que había llegado que tenía la sensación que alguién me observava constantemente.
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Miércoles, 6 de septiembre del 2001.
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miércoles, 12 de noviembre de 2008

HISTÓRIA SURREALISTA - QUIN FÀSTIC!

I QUIN FÀSTIC!”, va pensar quan va ser davant aquella porta.
Feia dies que no hi posava els peus... tot i que hagués preferit no haver-los-hi posat mai de la seva vida,
No haver-hi perdut cap dels instants en què hi va estar... Aquell pis no li agradava. El trobava massa “auster”, buit... si fos per ella hagués canviat un munt de coses; però clar, no era seu, era d’ell i a ell ja li agradava... va tenir ganes de vomitar al recordar-se’n de per què havia anat allà.
Era ben fàcil: a buscar les il·lusions que havia posat, les esperances, una amistat que va trobar trencada
D’un moment per l’altre i sense entendre res, i sobretot, per damunt de tot i de TOTHOM... per RECUPERAR L’HONOR. Es sentia bruta per dintre, com si li haguessin fet un rentat d’estòmac i feia dies que no es trobava bé però sabia que no era per cap rentat. Més ben dit, un rentat de cervell... que ella
Mateixa se n’havia hagut de fer un altre per recuperar-se un cop enterada de tot.
Va arribar a dalt, pujant les escales d’aquell primer pis on tantes estones havia passat... estones que en el seu moment havien estat... ¿bones? Però que ara li semblaven horrorroses. La bossa li pesava com un burro mort... hi portava allò que l’ajudaria a recuperar-ho tot.
De fet ella havia dit que hi aniria a buscar coses que s’hi havia deixat, però no era així. Un cop a dins va haver d’anar directament al lavabo. Un cop recuparada va intentar refrescar-se però l’aigua li semblava aquell dia mes seca que qualsevol dels altres cops que hi havia anat. Es va dirigir a la sala d’estar i va mirar; no no hi tenia res. O potser si; en una estanteria va trobar un recull que ella mateixa havia fet per ell d’escrits... el va agafar amb més fàstic encara i el va tirar a la bossa de plàstic que portava. Despres en una altra estanteria va veure un llibre que li havia regalat... el va agafar també. I qualsevol cosa que li hagués donat ella.
A la secció de cintes de videos i dvds va trobar la cinta original de la pel·lícula preferida d’ell, que per desgràcia ara era també la d’ella i no podia evitar-ho de cap manera. Va agafar la cinta de video i el dvd, aquest era pirata però tant li feia. I un altre dvd del mateix director i un altre... 4 o 5 van anar tirats a la bossa.
Va passar directament a AQUELLA habitació. No s’ho va pensar gens. Va treure el que portava a la bossa de plàstic des que havia sortit de casa seva, allò que pesava tant, aquell martell que havia trobat. No pensava però l’havia vist... i no va haver-s’ho de pensar en agafar-lo. L’ordinador va ser el primer. Primer la pantalla, d’on van sortir xispes i es va haver d’apartar... els altaveus. La pila de torres muntables on hi havia tot de jocs per l’ordinador. Més cd’s que anaven sortint. Més torres de cds... no sabia on era el que ella buscava. I va arribar a la torre de l’ordinador. Un cop sec. PLAF. Destrossada. I un altre, i un altre... ¿podrien recuperar el que hi havia? Estava segura que no i d’això es tractava. El següent va ser l’equip de música. I una mica més enllà... els llums de les tauletes de nits. Les tauletes de nits i l’interruptor al mig d’aquell fastigós llit.
Es va parar, per força. Estava cansada, les mans li tremolaven i casi no podia més dels cops que havia fet anar el martell. D’aquella habitació se’n salvava ben poca cosa, casi tot havia quedat destruït per el seu odi. No l’hagués mentit així ell, no l’hagués fet sentir insultada, tant ofesa... va recordar aquell missatge a l’odios mobil que havia canviat “NO INSULTIS A LES MEVES AMISTATS O EM SENTIRÀS”. Quin fill de.... va tornar a agafar força a les mans. Un cop directe al llit. CRACK. I un altre, i un altre... i no parava. Volia destrossar tantes hores i nits perdudes, quan tot allò li semblava un altre món, fantàstic, una via d’escapatòria... i no un malson com li era ara. I no podia entendre res. El llit anava quedant fet miques. Ja l’hauria de canviar, això volia dir que ell s’hauria de gastar peles. Tant se li’n fotia. Va tornar a agafar forces, va respirar aire i... alguna cosa la va detenir, just darrera seu. Merda. Per què? Li havia dit que no hi seria EN TOT EL MATÍ! Es va girar i el va veure. El va trobar fastigós. Tant que li havia fet sentir... no sabia què fer. Ell va obrir la boca... abans que digués res va deixar anar el martell i va donar un cop al bell mig de les cames d’ell. De fet tampoc creia que notés tant de mal... no hi tenia res, ell s’ho pensava, però era una... i la quantitat de cops que havia fingit sense que ell se n’adonés. Va pensar que hauria d’haver-se apuntat a teatre si tant bona actriu podia arribar a ser. El va sentir cridar, i sense pensar-s’ho, va tornar a agafar el martell i la bossa on havia tirat tot el que ella algun cop li hagués donat o regalat... i va fotre el camp, després de tirar la còpia de les claus d’aquella merda de pis a les escales. Encara el sentia cridar; ella reia. Exagerant, com sempre... com la majoria de vegades. Com el 100x100 de cops. Va pujar el cotxe. I conduïa, dirigint-se allà... era un camp obert, desert, sense herba. No sabia què hi feia allà, però ella l’havia trobat un cop i havia estat moltes hores allà perdent el temps, mirant el cel, els núvols fins algun cop les estrelles... era el seu refugi. Va allunyar-se del cotxe amb la bossa de plàstic. Hi havia tirat el martell, l’havia recuperat ràpid després que ell s’hagués quedat allà, gemegant sense moure’s... ajupit. Com li havia agradat veure’l així, humiliat per un cop en les seves parts... ¿parts?
No sabia si en tenia. No li havia arribat a veure mai ni a notar-li...
Va obrir el capó del cotxe, el de darrera, va treure’n un cubell que hi portava i un extintor. Va arrossegar el cubell lluny del seu cotxe, hi va tirar la bossa. Va tornar al cotxe, va agafar unes quantes branques que havia portat i les va tirar al cubell. Es treu un encenedor de la butxaca... encén una flama i la hi tira. I comencen les flames.... les espurnes, i les guspires... tira l’encenedor a dins i s’allunya corrents, ja sabia que no arribaria al punt d’explotar per què havia anat a triar un encenedor k tenia molt poc gas, casi gens.
Puja al cotxe, i arrenca.... només per apartar-se’n el suficient per seguir-ho veient. Aparca, obre la porta i en surt. Agafa una de les estores pels peus, la posa al terra i s’hi assenta a sobre. Es queda allà quieta, sense fer res, mirant les flames... i passa l’estona, la flama primer sembla que ha d’anar creixent, però després es va quedant igual, fins que sembla que es va fent més i més petita. I està una estona allà fins que sent un soroll... mira al voltant i no veu res. Però de cop veu arribar un cotxe. En surt un noi, la mira un moment però sense fer-li cas. L’observa, amb curiositat... i fa exactament el mateix que ella! També ha tret un cubell metàl·lic del cotxe, bossa de plàstic... i hi tira un martell. Riuria si no fos que sap com s’ha de sentir quan hi tira la branca encesa i l’encenedor. Fa el mateix que ella, pujar al cotxe, apartar-se i després parar-lo i quedar-se allà mirant les flames. Es recorda del seu cubell. Casi està tot fos... fa una pudor insuportable. Agafa l’estintor del cotxe i apaga el foc. Només hi han quedat cendres. Un fum molt fosc i negre en surt i estossega. Sent que algú l’aparta, mira i veu que és el noi de l’altre cubell.
No diuen res, ell que l’havia agafada la deixa anar i se’n torna, així, en silenci, callat, sense dir res, a mirar les seves flames. Ella agafa aire; pensa si hauria de deixar l’estintor... però... I SI LI TORNA A FER FALTA? L’agafa i el deixa al cotxe, al maleter. Arrenca... no va gaire lluny, se’n va fins on aquell noi té el cotxe i aparca casi al costat. Ell ni l’ha mirat ara, ella si. No són gaire diferents, bé a part de que ell sigui noi i ella noia clar. Es queda sentada al cotxe sense fer res, fullejant una revista que porta sempre de música. De cop sent uns cops; és el noi que truca a la finestreta. Baixa.
- perdona; podries deixar-me l’estintor? ¬ la noia somriu ¬ m’he deixat el meu...
- Si clar ¬ diu ella ¬ però després me’l tornes...
Ara és ell que somriu.
- cap problema.
Veu com se’n va i comença a apagar les flames. Només que ell no es queda envoltat pel mateix fum que surt del cubell. Ella baixa del cotxe.
- Què has cremat?
- Un tros de vida ¬ diu ell abaixant el cap ¬ no sé ni si era vida allò. ¬ li torna l’estintor, ara no
somriu ¬ i tu? He vist que també cremaves...
- el mateix que tu. I esborrant mals records.
- No hauria d’existir.
- La mala vida tampoc. ¬ ara ell torna a somriure ¬ com et dius?
- Amor ¬ diu ell donant-li la mà; ella dubta però li agafa ¬ i tu?
Dubta una mica; li hauria de dir el nom autèntic?
- Desengany.
Ell esclata a riure, ella també.Al cap d’una mica ell para.
- Desengany i Amor... quina parella més rara que fariem oi? Va, l’autèntic...
- Et dius realment Amor?
- Si. Cosa dels meus pares! I ja és tard per canviar-me’l. Tu com et dius?
- Júlia.
- Encantat d’haver-te connegut Júlia. ¬ mira el rellotge ¬ és tard... potser...
Ella mira el seu. Uf, quant de temps que ha passat!
- Si jo també me n’hauria d’anar. Que vagi bé!
- Igualment i... encantat d’haver cremat una part de vida amb tu.
- El mateix dic. Adèu!
- Adèu!
I els 2 pugen al cotxe. Sense saber si mai més es tornaràn a trobar.
Potser si o potser no? Així és la vida. Paradoxal, complicada, paral·lela...
Figueres, 23 d’octubre del 2008, 15:41

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH

EL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH
http://www.goear.com/listen.php?v=b867de7
http://www.youtube.com/watch?v=5DdpN4ac2p4

Como casi siempre
cuando algo se muere
nace nostalgia
buscando un corazón.
Pero a mi es raro
y aunque esté desordenado
es impermeable al dolor

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Cuando todo acabe
y el silencio hable
sólo tus pupilas sabrán que fue verdad.
Y entre los cristales
pedacitos de esta tarde,
donde comenzamos a soñar.

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último valsEL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH
http://www.goear.com/listen.php?v=b867de7
http://www.youtube.com/watch?v=5DdpN4ac2p4

Como casi siempre
cuando algo se muere
nace nostalgia
buscando un corazón.
Pero a mi es raro
y aunque esté desordenado
es impermeable al dolor

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Cuando todo acabe
y el silencio hable
sólo tus pupilas sabrán que fue verdad.
Y entre los cristales
pedacitos de esta tarde,
donde comenzamos a soñar.

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals

martes, 4 de noviembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT vs... capitols 11 i 12

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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XI

Había el mismo numero de chicas o más esperandose a las puertas del hotel que la otra vez que fuí, es decir que el día anterior.
Las tres estábamos supernerviosas, y aunque intentabamos disimularlo seguro que se nos notaba.
Había la misma recepcionista que el día anterior, la cual me reconoció enseguida.
–Buenas tardes, ¿ha venido a ver al señor de Lioncourt, no es cierto?—dijo sonriendo.
–Si, eso mismo—dije, paseando la vista por el vestíbulo del hotel—me dijo que me esperaría aquí, en recepción.
–El señor De Lioncourt está manteniendo una rueda de premsa en estos momentos, si se espera unos momentos saldrá enseguida. Se pueden sentar allí si quieren.
–Oh si, muchas grácias.
–A usted.
Isabel, Helene y yo fuimos a sentarnos a unos sillones que estaban enfrente de recepción. Creo que una vez allí aún nos pusimos más nerviosas.
–¿Crees que se acordará de que ha quedado contigo?—preguntó Helene, impaciente—Quizá con eso de la rueda de premsa se haya olvidado...
–Por favor, callate y no nos pongas más nerviosas. No quiero tener otro desmayo cuando esté aquí como lo tuve ayer...
–Nos estás tirando una indirecta?—dijo Isabel entonces—¿Estás diciendo que nos controlemos y que no hagamos el ridículo como lo hiciste tu?
Hize una pausa, pues yo también estaba nerviosa.
–Mejor nos callemos... si seguimos así no terminaremos nunca.
Y entonces las tres a la vez soltamos un profundo suspiro. Después nos miramos y nos echamos a reír.Finalmente nos quedamos calladas, pues ninguna tenía una cosa qué decir. Y fueron pasando segundos, minutos... llenos de silencio y de nervios. Finalmente, cuando estaba distraída leyendo una revista que había encontrado, de golpe Helene me dio un golpe en el brazo, y cuando íba a quejarme ví que estaban bajando una gran cantidad de periodistas y fotografos por los ascensores. Naturalmente salían todos de la rueda de premsa de Lestat. Entre ellos ví a un chico que conocía porque trabajaba con mi padre y con quién nos habíamos visto varias veces. Me saludó y se acercó a mí.
–¿Qué tal?—dijo dandome la mano—Qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.
–Sí—dije yo, sonriendo—yo tampoco esperaba verte. Creía que estabas en Alemania.
–Estaba allí, pero regresé hace unas cuantas semanas. Bueno, ¿qué haces aquí? ¿Esperas a alguién?
–Si...—dije, inventando una excusa para no contarle la verdad— Tengo una amiga que ha venido a pasar las vacaciones y se hospeda en este hotel, y la estábamos esperando. ¿Y tu?—entonces me hice la despistada—¿Qué pasa que hay tantos periodistas aquí?
–¿No lo sabes?—preguntó él, sorprendido y lo negué con la cabeza—El grupo “Lestat, El Vampiro” se hospedan aquí. Ahora mismo su cantante ha hecho una rueda de premsa hablando de su disco, del libro y del concierto que harán.
–Aaaahhh si me suena, el concierto de San Francisco, ¿no?—seguí preguntando, por si le podía sacar información o algo...
–No, no!—dijo él, lo que me sorprendió—del concierto que harán la semana queviene aquí, en Nueva York...
Mis amigas y yo abrimos los ojos de par en par...
–¿Cómo?—dije, sorpendida—¡pero si no está anunciado en ningún sitio!
George, el amigo de mi padre, sonrió.
–Hasta ahora. Pero por lo visto, Lestat y el resto del grupo han decidido hacer un pequeño concierto aquí en Nueva York, como de prueba. Si quieres ir ve deprisa ya a comprar las entradas pues todo el mundo está convencido de que se agotarán el primer día que salgan a la venda.
–Sí, seguro. ¿Y puedes decirme donde se hará el concierto?
Entonces él empezó a dudar, en broma.
–Uy, no sé si tendría... ya sabes que no podemos decir nada de las ruedas de premsa...
–¡¡¡George!!!—no pude evitar de gritar. Se puso a reír.
–Está bien, está bien, ya sé que puedo confiar en tí. Será en la sala Square, a las ocho de la tarde. Las entradas valdrán 30 dólares. ¿Está contenta la señora?
–¡¡Muchísimas grácias!!—dije abrazandole, por lo que él se sorprendió un poco.
–Bueno, bueno tampoco es para tanto. Venga ya nos veremos, me esperan rápidamente en los estudios.
–Si, ya nos veremos. Grácias y hasta pronto.
Finalmente le dejé ir. Mis amigas y yo ya nos levantamos pues Lestat no tardaría mucho en llegar.
Efectivamente, unos minutos más tarde apareció, como si realmente se tratara de un príncipe, bajando por la grande escalinata hacía el vestíbulo, aún rodeado por algunos periodistas y hablando con los miembros del grupo que estaban con él.
–Aguantáme...—dijo Helene—creo que voy a desmayarme...
–Aguantame tu a mí antes...
En ese momento me gire, enfadada, y les solté un grito.
–¡Quereis parar de comportaros como criaturas! Lestat es una persona normal y corriente. ¡No monnteis un espectáculo por favor!
Se quedaron las dos sorprendidas y no dijeron nada. Me dí cuenta que había reaccionado de una forma demasiado violenta y que no había para tanto. Solo pude decir “Lo siento” pues Lestat ya me había visto y se dirigía hacia nosotras.
–¡Hola Lydia... y compañía!—dijo alegremente—¿Qué tal?
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Sábado 10 de Febrero del 2001
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XII

Las tres, sin remedio, nos quedamos mudas observandolo. Lestat hizo como quién no se da cuenta, y yo reaccioné intentando aparecer normal.
–¡Hola!—dije, con toda la normalidad como pude fingir—Cuanto tiempo...
Lestat rió.
–Si... ¿Has venido para devolverme las llaves?
Todo ese rato, quiero decir durante la conversación, mis amigas se habían queado atrás, apartadas.
–Ah sí, no me acordaba. Bueno también porque...—me eché a reír sin poder controlarme, dejando a Lestat desconcertado—para presentarte a mis amigas...
Se echó a reír y les dirigió una breve mirada. Yo las tenía detrás mío así que no podía ver sus reaciones.
–Me lo he imaginado. ¿De eso te ries?
Me sentí algo avergonzada entonces.
–Bueno sí, y de que espero que no se desmayen como yo.
Entonces los dos nos pusimos a reír. Nos dirigimos hacia ellas que se quedaron paralizadas en ver que me acercaba a ellas con Lestat.
–Chicas...—dije, haciendo algo de comedia—Lestat se ha empeñado en que os presentase... así que... Lestat, estas son mis amigas, Helene y Isabel.
Se quedaron de piedra mientras Lestat les daba dos besos a cada una... yo casi no me aguantaba la risa.
–Lydia me ha contado que sois sus mejores amigas y que os encanta mi música—dijo Lestat sonriendo todo el rato—Simplemente quería que supierais que los amigos de Julia son mis amigos también, y daros las grácias porque sin gente como vosotras el grupo no hubiera llegado donde está hoy...
A este punto, disimuladamente viendo que ellas no reaccionaban, les dí un codazo a cada una, pero solo fue Isabel quién reaccionó ya que Helene estaba completamente encantada, sin reaccionar a nada.
–Bueno... no es para tanto—y entonces fuí yo quién se quedó sorprendida por esa respuesta—la verdad es que también hemos venido porque... porque... tenemos una amiga que se hospeda aquí también, y hoy se íba y bueno... eso...
Yo estaba mirandola atónita, sin dar crédito a lo que oía. Estaba utilizando la razón que le había dado yo antes a George y no tentenía la reacción, mientras pensaba en eso Lestat ya les había firmado dos autógrafos y ahora me sacudían, llamandome.
–¡Lydia que si nos hacemos la foto con Lestat ahora!—decía Helene que había reaccionado.
–Ah, si, si—dije desconcertada aún y mirandólas, sorpresa.
Íbamos a hacernos la foto, cuando Lestat se detuvo... pues estaban por ahí los otros miembros del grupo. Les lamó y nos los presentó y hablamos con ellos y finalmente nos hicimos una foto las tres con todo el grupo(a parte, naturalmente nos hicimos una foto cada una con Lestat). Alex, Larry y la Dama dura eran muy simpáticos y fueron ellos quién nos dijeron que harían un pre-concierto aquí en Nueva York, mientras que nosotras nos comportamos como si no lo supieramos.
A todo esto ya le había devuelto la llave a Lestat... Y estaba nerviosa porqué aún no había podido hablar con él y quizá no podría hacerlo...
Estuvimos largo rato con todos, hasta que los tres tuvieron que irse. Lestat parecía encantado con nosotras tres, por lo que aún estuvimos un rato más con él, hasta que Helene e Isabel decidieron marcharse. Entonces nos quedamos solos Lestat y yo, que me puse más nerviosa que nunca pues no sabía como preguntarle lo que quería, es decir si estaba enfadado conmigo.
Al quedarnos solos, me miró y sonrió.
–Bueno... Ahora queestamos solos tu y yo... ¿Te gustaría ir a dar un paseo nocturno? Eso sí, haré que no te puedas escapar como ayer...
Me quedé pasmada, mirandolo. Naturalmente dije que si y salimos del hotel como la otra vez, cogidos de lamano. Nos montamos en su porche y fuímos hasta Central Park. Allí dimos largos paseos, al principio hablando y luego ya los dos nos quedamos callados, mientras íbamos cogidos de la mano. Finalmente nos sentamos en la hierba delante de un estanque, uno al lado del otro. Estuvimos un tiempo callados, hasta que Lestat me abrazó... y me hizó temblar, cosa que él notó.
–¿Te ocurre algo?
–No, nada, ¿porqué?
–Porque te noto algo nerviosa...
–Bueno, es que... quería hablarte de lo de ayer... cuando me fuí de esa manera...
Lestat me miró y sonrió.
–Tranquila, leí tu nota... y lo entendí. Supongo que me pasé, y que todo fue demasiado para tí...
Le cogí de la mano sin decir nada. Él había seguido hablando...
–Siempre me ocurre lo mismo—decía él—intento quedar bien con las personas que me gustan, y con quienes me siento bien, y luego resulta...
–Lestat tu no tienes la culpa de nada...—dije, sin poder evitalo—tu eres...
Entonces sucedió... Lestat puso sus dedos encima mis labios... y me quedé quieta sin poder moverme ni poder decir nada.
–No sigas...—dijo, mientras íba acariciandome lentamente y se íba acercando hacía mi—deja que la mágia del amor siga su camino.
Entonces me estrechó fuertemente entre sus brazos... y me beso. Fue un beso corto pero el más intenso que me han dado en toda mi vida. Deseé que no se terminara nunca ese momento, que fuera para siempre. Pero termino, y estuvimos largo rato mirandonos.
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Viernes 4 de Mayo del 2001
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lunes, 3 de noviembre de 2008

TÚ, ¿CÓMO ESTÁS? - PRESUNTOS IMPLICADOS

Tú CóMO ESTáS - PRESUNTOS IMPLICADOS
http://www.goear.com/listen.php?v=2b6f5e5

Aquí estoy
Ya me ves
Tampoco yo puedo creer
Que hoy así
nos volvamos a encontrar.

Tú, ¿Cómo Estás?
Que hay de ti
Dime si has podido conseguir
Todo aquello que te fuiste a buscar.

Sé que no fuimos inocentes
Ya que a nadie se engañó
Que nos sentimos diferentes
Pero el amor de quien huyo
Se marchó sin avisar
Y aquí sola me olvido
En el mismo sueño en la misma ciudad.

Tú, ¿Cómo Estás?
Dime si has podido encontrar
Alguien con quien compartir tu soledad
Tu soledad.

Tantos besos que dimos regalados al tiempo
Tanta piel y ternura
Tantas horas amando
No te vas
Nunca te voy a dejar
Palabras, promesas
Hojas de un libro que el viento arrancó en un momento

Ya lo ves
Sigo aquí
Ya no voy a llorar
sólo un momento y enseguida pasará

Tú, ¿Cómo Estás?
Ya lo sé
Ahora queda la amistad
Tan sólo di si hay algo nuevo que contar.

Sé que no fuimos inocentes
Ya que a nadie se engañó
Que nos sentimos diferentes
Tú, ¿Cómo Estás?
Tú, ¿Cómo Estás?
Los besos que dimos
Promesas al viento
Palabras, ternura
Ya todo se ha ido.

miércoles, 29 de octubre de 2008

SERGIO DALMA - VÀRIES

És un putu crack!!

"Que la culpa va ser meva ho se molt bé
No voldria maleir-te però ho faré
!!"

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ARA JA NO ÉS HORA - SERGIO DALMA

Un altre diumenge camí del capvespre,
tant dins del meu món avui
penso allò que el temps amaga
Llegint cada carta i paraula a paraula,
per tu va signada
Un altre diumenge camí del capvespre.
No m'esperava una trucada pasada mitja vida,
Qui sap si després de tanta espera tens una manera
Més no puc entendre que em diguis
que no et vols anar d'aquí
No sé ara, no sé ara..
Treuré de mi un somriure i així no hauré de plorar,
Massa temps per decidir-te,
vull oblidar tot el passat
Ara ja no és hora,
ara que has perdut a la persona
És quan t'adones que el teu cor no oblida
però fa temps que el meu no et crida
És quan te n'adones
Ara ja no és hora,
l'ànima que un dia vas ferir es va fer invisible
i no canviaré, no tornaré a mostrar-me feble
Ara ja no és hora
Un altre diumenge camí del capvespre,
Hi ha coses que no esborraria,
però que mai més faria
Encara que passin els dies tothom trobarà una sortida
El bò en mans de l'odi comença a prodrir-se
I tu, cada vegada ho fas pitjor,
què intentes canviar?
Massa temps per decidir-te,
millor si et quedes on estàs...
Permet que et digui avui...
Que ara ja no és hora,
ara que has perdut a la persona
És quan t'adones que el teu cor no oblida
però fa temps que el meu no et crida
És quan te'n adones
Ara ja no és hora,
l'ànima que un dia vas ferir es va fer invisible
i no canviaré, no tornaré a mostrar-me feble
Ara ja no és hora

DEIXA'M OBLIDAR-TE - SERGIO DALMA

Meva,
meva només meva,
no trobo calma al mar,
lluitant per no ofegar-me navegant en solitari,
només meva,
ja no em queda res d'allò que tu em donaves,
meva...

Freda,
una altra nit tan freda,
jo per ella vaig ser pluja d'una primavera,
no em va voler més,
i jo la sento meva així com l'aire,
com oblidar-me de la seva pell si jo la sento meva.

Però penso.
Que ets un cos sense ànima,
i que no et fa mal res per dintre,
que només creguis que faig del dolor un joc,
per tenir-te.
I ara em falta l'aire,
de l'amor,
vas fer mentida tu vas condemnar-me.

Deixa'm oblidar-te així,
sense paraules,
amb el silenci m'ha tornat la calma,
deixa'm oblidar-te sense presses,
amb l'angoixa dels meus dies,
jo deixaré,
que sigui el temps qui em tanqui totes les ferides,
si no hi ets la nit és sempre freda,
si com l'aire et sento encara meva.
Deixa'm oblidar.

Meva meva només meva que per tu jo em perdo,
igual que ho farà el sol a la distància cada dia,
trencaré cada record,
però encara és meva així com l'aire,
com oblidar l'aroma del seu cos si encara és meva.

I jo ho sento.
Si ets un cos sense ànima,
i ja no et fa mal res per dintre,
no creguis que he inventat un joc tan sols per oblidar-te,
i t'has endut tot l'aire,
de l'amor vas fer mentida tu vas condemnar-me.

Deixa'm oblidar-te així,
sense paraules,
amb el silenci m'ha tornat la calma,
deixa'm oblidar-te sense presses,
amb l'angoixa dels meus dies,
jo deixaré,
que sigui el temps qui em tanqui totes les ferides,
si no hi ets la nit és sempre freda,
si com l'aire et sento encara meva.

Deixa'm oblidar-te així,
amb el silenci no ha tornat mai més la calma,
deixa'm oblidar-te sense presses,
amb l'angoixa dels meus dies,
jo deixaré,
que sigui el temps qui em tanqui totes les ferides,
si no hi ets la nit és sempre freda,
si com l'aire et sento encara meva.

Jo deixaré,
que sigui el temps qui em tanqui totes les ferides,
si no hi ets la nit és sempre freda,
si com l'aire et sento encara meva.
Deixa'm oblidar-te...

PLORANT LES HORES - SERGIO DALMA

Saps ? Penso que
no va ser tan inutil, no, l’amor que et vaig donar.
Ok, si te’n vas
ja no ens queda res per discutir, aquesta és la veritat.
Per què no et puc tenir una nit sencera ?,
tenir-te ben aprop sense ser meva,
Potser és que em sento sol si ja no em parles
perquè em fa falta el teu somriure, la teva mirada.
Un somriure que m’obria tot allò que avui se’n tanca.

(No), no trobaràs
un altre amor igual com el que et vaig donar
Sé que el meu lloc
(Després) acabarà en mans d’un altre
que no t’ha d’estimar com jo.
Perquè tens por i no em mires a la cara
i vols que sigui amic a partir d’ara,
després de tot aixó ja no me’n fio,
a un amic tot li perdono, però és que jo t’estimo.
Potser sóc poc original pero és la meva forma de pensar

Si hi ha alguna cosa que jo encara no he dit mai
que els meus problemes, maldecaps parlen de tu.
Només per això jo tenc el cor com una pedra
doncs m’esperava una dona més sincera
Si de debò no penses dir-me ni una paraula,
tantes vegades un perdó i et perdonava,
però en canvi tu, tu només dius que no m’enyores
i marxaràs i em deixaràs plorant les hores.

Com ho faràs?
trobar una excusa
o simplement te’n vas
Saps que per mi
no n’has de preocupar-te,
no intentis provocar-me.
He fet una cançó per recordar-te
però no le canto mai per oblidar-te
No se’n me va del cap el teu somriure,
sento que és una ferida la teva mirada,
aquest somriure que m’obria tot allò que avui se’n tanca.

Si hi ha alguna cosa que jo encara no he dit mai,
que els meus problemes, maldecaps parlen de tu.
Només per això jo tenc el cor com una pedra,
doncs m’esperava una dona més sincera.
Si de debò no penses dir-me ni una paraula,
tantes vegades un perdó i et perdonava,
però en canvi tu, tu només dius que no m’enyores
i marxaràs i em deixaràs plorant les hores.
Na nanana na nanana.. na nanana..................

FOC A LÀNIMA - SERGIO DALMA

Sento por si tu no hi ets
no sóc res sense calor
la tendresa avui es dolor
es tant fràgil el teu cor
i no puc quedar-me sol.
Només penso com tenir-te
de la pluja vui amargar-te
seure junts sota la lluna
i sentir la teva pell
i un estel faci del cel
un cel en calma
ja no puc quedar-me sol.

Si no hi ets a mi no tindre control
i tot el que m´envolta sentira el dolor
res no pasara i res no quedara
i no sere mes que una roca
si torno a pensar que t´en oblidaras
el foc crema l´anima dels dos
se que em rendire que ja no tornare
a veure tanta llum mai mes.

Sento por si tu no hi ets,
tanta por a no saber res
si el passat ja és un mai mes
diguem que puc fer amb el que sento
si el dema que em toca viure
no és igual que ahir
tantes hores plorare

Si no hi ets a mi no tindre control
i tot el que m´envolta sentira el dolor...

Sento panic sense tu
si res ja no m´importa
si ja no puc sommiar
no tenir-te al meu costat
t´has endut la primavera
la meva ànima sensera
i encara no se perqué

Si no hi ets a mi no tindre control
i tot el que m´envolta sentira el dolor...

TOT EL QUE T'ESTIMES - SERGIO DALMA

No, queda res de mi
T’envàs, i jo no et puc seguir
I no sé, com he d’acostumar-me
No sé si ho aconseguiré
Ja s’ha mort un dia més
De mi, tampoc no queda res
Dius adéu, no em dones cap resposta
No sé que ens queda per després

Si sabessis quan et vaig estimar
Només ara sé que ho se valorar
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo

Veig, que el món gira al revés
Hi ha un altre però avui no en tinc cap més
I està tan lluny la teva boca
No puc seguir més temps així

Perquè si sabessis quan et vaig estimar
Només ara sé que ho sé valorar
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo

Que la culpa va ser meva ho se molt bé
No voldria maleir-te però ho faré!!
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo
No hi ha vida quan el que t’estimes se t’enva per sempre uooo
No hi ha vida quan el que t’estimes...

martes, 28 de octubre de 2008

NADA FUE UN ERROR - COTI

Per què hi ha molts cops que sents que el que diu una cançó,
per més xorra que pugui ser, t'hi sentis tant identificada?
doncs apa! amb la cançó d'en Coti(i la Paulina, i la JULIETA...
xDDDDD!!!)
Aquí us la deixo ^^
(i pq NO ME NIEGUES QUE ME BUSCASTE, Y NO!, Y NO!!
QUE NO TE BUSQUÉ YO! QUE VOLVISTE TU!
<---bé això últim no ho diu m'ho he inventat però és veritat :P!!) Hi ha molts malperdedors i sincerament, que ho diré clar... CABRONS I FILLS DE PUTA. aneu amb compte amb qui us topeu per aquests mons! (tant sigui cibernàutic com amb persones cara a cara!)
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NADA FUE UN ERROR - COTI
(CON PAULINA RUBIO Y JULIETA VENEGAS)
(ESTA MAñANA Y OTROS CUENTOS)

Tengo una mala noticiano fue de casualidad
yo quería que nos pasara... y tu,
y tu lo dejaste pasar
No quiero que me perdones

y no me pidas perdón
no me niegues que me buscaste
Y nada nada de esto
nada de esto fue un error
nada fue un error
¡nada de esto fue un error!
Los errores no se eligen

para bien o para mal
no fallé cuando viniste... y tu,
y tu no quisiste fallar
Aprendí la diferencia entre y juego y el azar

quien te mira y quien se entrega
nada nada de esto
nada de esto fue un error
nada fue un error
nada de esto fue un error