lunes, 24 de noviembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitols 13 i 14

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Apa que feia dies-setmanetes que no actualitzava!
dos capítols més jejeje :P
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XIII


Hasta que Lestat me volvió a besar. Y luego vino otro beso, y otro... Y yo no podía creer lo que estaba sucediendo. Y cada vez nos abrazabamos más fuerte. Hasta que terminó. Nos quedamos abrazandonos, mirandonos y acariciandonos... Lestat sonreía, y se le notaba tranquilo, más tranquilo que nunca.
–Contigo estoy sintiendo algo que no sentía desde hace muchísimo tiempo...
Le abrazé más fuerte aún.
–No quiero separarme nunca más de tí Lestat. Te quiero demasiado como para volver a perderte.
No me dí cuenta que, al decir eso, incomodé a Lestat, recordandole lo que era en realidad. Yo había seguido hablando.
–Lestat quiero estar contigo para siempre, eternamente...
Y no pude terminar porque al decir esto, se puso nervioso y se separó de mi, con lo que me quedé desconcertada.
–¿Qué ocurre?
–Nada—dijo poniendose de pie—solo que ya es tarde y es hora de irnos.
Me quedé asombrada, pues eso último me lo dijo con algo de brusquedad.
–Lestat si he dicho o hecho algo que te hiciera enfadar o que te molestara...
–No has dicho ni echo nada—dijo, dandome la mano para ayudarme a levantar—solo que... ya es tarde.
No acepté su mano y me levanté sola. Él quedó sorprendida por eso. Me puse frente a él y le besé, aunque él volvió a separarse de mí.
–Nunca había estado tan segura de lo que siento por tí—dije, intentando que me mirara a los ojos pero sin conseguirlo—¿Y tu?
Él se sorprendió y me miró.
–¿Yo? ¿Qué quieres decir?
–Quiero saber qué sientes por mí. Si me amas como yo a tí...
–Lydia por favor...
–Dejame terminar. Quiero que me digas qué sientes hacía mí. Si me amas... o si soy solamente un juego. Porque yo por tí lo daría todo... Si solamente me dijeras que me amas. Si me lo dijeras “ven”, lo dejaría todo ahora mismo solo para poder estar contigo siempre.
Noté que me había pasado un poco. Hacía pocos días que nos conocíamos... Pero Lestat se acercó y me abrazó, y me besó en la frente.
–No sé porque eres así—me dijo, acariciándome—me pides que te lleve conmigo ahora mismo... si puediera lo haría, creeme que lo haría. No dudes en ningún momento que te amo y te deseo. Des de que te conozco, al separarnos que no hago nada más que pensar en tí...
–No hay nada ni nadie que nos separa entonces...
Lestat lanzó un suspiro mirando hacia el cielo.
–Te equivocas... solo te pido paciencia. Si de verdad me amas, espera...
–¿Que espere? ¿Qué tengo que esperar y hasta cuanto tendré que hacerlo?
–Te avisaré. Y tu lo sabrás inmediatamente.
–No te comprendo Lestat...
–Prometeme que lo harás por mí.
–Pero...
–Prometemelo.
–Te lo prometo.
Y después Lestat me abrazó, me cogió de la mano... y empezamos a bailar, mientras él cantaba varias de sus canciones.
Finalmente tuvimos que irnos pues ya se estaba haciendo tarde. Esa vez no me escape, y Lestat me llevo hasta mi casa. Al llegar, tenía la sensación de que algo íria mal, no sabía que. Nos besamos antes de despedirnos.
–Tengo miedo que esto sea un sueño realmente—no pude evitar decirlo—y si no volvemos a vernos...
–Volveremos a vernos—dijo él—recuerda lo que te dije... “no me perderás de vista tan facilmente”.
Sonreí y volvimos a besarnos. Y al bajar del coche, estuve observandolo mientras se alejaba en su porche negro hasta que lo perdí de vista. Y fue la última vez que lo vería antes del concierto.
Aunque, como él había dicho, no dejé de tener notícias suyas. A partir de entonces empezó a hacerme regalos. Cada día, a cada hora. Y todas con notas suyas. Naturalmente eso impresionó muchísimo a Helene y Isabel, que no paraban de pedir que les contara lo que pasó esa noche. Pero no se lo contaba, porque eso tenía que ser un secreto entre Lestat y yo. Y sin darme cuenta, los celos fueron apoderandose de mis amigas. Cada vez nos veíamos menos, y discutíamos por nada. Hasta que llegó el día del concierto. Ese mismo día me llegaron tres “backstages” o tres pases para asistir a pruebas de sonido, ensayos e ir como inviadas. Aunque me daba cuenta que estaba distanciandome de mis amigas, no dudé en llamarlas pues esos pases solo podían ser suyos.
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XIV

Y ese mediodía empezó. Íba a salir cuando llamaron por telefono. Mi madre lo cogió, y luego vino a mi habitación diciendo que era para mí, y al preguntarle quién era me dijo que no habían querido decirlo. Aunque pensé que podía ser Lestat, me dió mala impresión. Fuí a coger la llamada.
–¿Quién es?
Silencio al otro lado. Solamente se oían ruidos extraños. Me puse algo nerviosa.
–¿Quién es, hay alguién?
De golpe oí que cogían el telefono. Y una voz de hombre joven respondió.
–Sí, perdón. Como no había nadie pensé que tardarían más en contestar.
Me pareció algo absurda la respuesta, pero no dije nada pues quería saber con quién hablaba ya que no lograba conocer la voz.
–¿Con quién hablo?
Oí una risotada.
–Con alguién a quién no conoce... aunque yo si la conozco. Soy paparazzi...
Esa vez fuí yo quién se rió.
–Ah, que bien. ¿Y que tiene que ver eso que usted sea paparazzi conmigo?
Breve pausa.
–¿No le suena el nombre Lestat de Lioncourt?
Y entonces algo empezó a ponerme nerviosa otra vez. Pensé en lo sucedido aquella noche...
–¿Qué quiere de mi?
–Tranquila. Solamente hablar con usted sobre su “amigo”(al decir esto noté que lo decía con ironia) Lestat.
–Perdone pero esos días no tengo tiempo. Más adelante quizá.
–Hace unos días, mejor noches—interrumpió el paparazzi—en Central Park...
Me cabreé por completo y entendí lo que quería. Sacarme más información a via de hacerme chantajes.
–Está bien. Donde y cuando.
–Después del concierto. En la salida, no se preocupe, yo la encontraré.
Y colgó sin dejarme hablar. Me quedé un momento en blanco, y luego los nervios se apoderaron de mí. No sabía que hacer. Quise contarlo a alguién, pero me detuve, pues nadie sabía lo que había entre Lestat y yo y temía que si lo contaba a alguién pudieran surgir problemas.
Con mis amigas habíamos quedado hacia las cuatro de la tarde, aunque el concierto no era hasta las ocho, para asistir a los ensayos. Al llegar encontramos multitud de fans y seguidores fuera. Pero pudimos entrar sin problemas, y para nuestra sorpresa, encontramos que todo el mundo allí sabía que iríamos(obra de Lestat sin duda) y enseguida nos dijeron que podríamos seguir el concierto desde la parte de invitados o desde el lugar que quisieramos.
Los miembros del grupo ya estaban ensayando pero faltaba Lestat que nos dijeron que siempre era el último en llegar a los ensayos. Todo el rato estuvieron haciendo bromas con nosotras, aunque quién mejor se lo asaban eran Helene e Isabel, ya que yo no podía dejar de pensar en la llamada del paparazzi. Varios momentos estuve al borde de un ataque de nervios, porque desde que había llegado que tenía la sensación que alguién me observava constantemente.
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Miércoles, 6 de septiembre del 2001.
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miércoles, 12 de noviembre de 2008

HISTÓRIA SURREALISTA - QUIN FÀSTIC!

I QUIN FÀSTIC!”, va pensar quan va ser davant aquella porta.
Feia dies que no hi posava els peus... tot i que hagués preferit no haver-los-hi posat mai de la seva vida,
No haver-hi perdut cap dels instants en què hi va estar... Aquell pis no li agradava. El trobava massa “auster”, buit... si fos per ella hagués canviat un munt de coses; però clar, no era seu, era d’ell i a ell ja li agradava... va tenir ganes de vomitar al recordar-se’n de per què havia anat allà.
Era ben fàcil: a buscar les il·lusions que havia posat, les esperances, una amistat que va trobar trencada
D’un moment per l’altre i sense entendre res, i sobretot, per damunt de tot i de TOTHOM... per RECUPERAR L’HONOR. Es sentia bruta per dintre, com si li haguessin fet un rentat d’estòmac i feia dies que no es trobava bé però sabia que no era per cap rentat. Més ben dit, un rentat de cervell... que ella
Mateixa se n’havia hagut de fer un altre per recuperar-se un cop enterada de tot.
Va arribar a dalt, pujant les escales d’aquell primer pis on tantes estones havia passat... estones que en el seu moment havien estat... ¿bones? Però que ara li semblaven horrorroses. La bossa li pesava com un burro mort... hi portava allò que l’ajudaria a recuperar-ho tot.
De fet ella havia dit que hi aniria a buscar coses que s’hi havia deixat, però no era així. Un cop a dins va haver d’anar directament al lavabo. Un cop recuparada va intentar refrescar-se però l’aigua li semblava aquell dia mes seca que qualsevol dels altres cops que hi havia anat. Es va dirigir a la sala d’estar i va mirar; no no hi tenia res. O potser si; en una estanteria va trobar un recull que ella mateixa havia fet per ell d’escrits... el va agafar amb més fàstic encara i el va tirar a la bossa de plàstic que portava. Despres en una altra estanteria va veure un llibre que li havia regalat... el va agafar també. I qualsevol cosa que li hagués donat ella.
A la secció de cintes de videos i dvds va trobar la cinta original de la pel·lícula preferida d’ell, que per desgràcia ara era també la d’ella i no podia evitar-ho de cap manera. Va agafar la cinta de video i el dvd, aquest era pirata però tant li feia. I un altre dvd del mateix director i un altre... 4 o 5 van anar tirats a la bossa.
Va passar directament a AQUELLA habitació. No s’ho va pensar gens. Va treure el que portava a la bossa de plàstic des que havia sortit de casa seva, allò que pesava tant, aquell martell que havia trobat. No pensava però l’havia vist... i no va haver-s’ho de pensar en agafar-lo. L’ordinador va ser el primer. Primer la pantalla, d’on van sortir xispes i es va haver d’apartar... els altaveus. La pila de torres muntables on hi havia tot de jocs per l’ordinador. Més cd’s que anaven sortint. Més torres de cds... no sabia on era el que ella buscava. I va arribar a la torre de l’ordinador. Un cop sec. PLAF. Destrossada. I un altre, i un altre... ¿podrien recuperar el que hi havia? Estava segura que no i d’això es tractava. El següent va ser l’equip de música. I una mica més enllà... els llums de les tauletes de nits. Les tauletes de nits i l’interruptor al mig d’aquell fastigós llit.
Es va parar, per força. Estava cansada, les mans li tremolaven i casi no podia més dels cops que havia fet anar el martell. D’aquella habitació se’n salvava ben poca cosa, casi tot havia quedat destruït per el seu odi. No l’hagués mentit així ell, no l’hagués fet sentir insultada, tant ofesa... va recordar aquell missatge a l’odios mobil que havia canviat “NO INSULTIS A LES MEVES AMISTATS O EM SENTIRÀS”. Quin fill de.... va tornar a agafar força a les mans. Un cop directe al llit. CRACK. I un altre, i un altre... i no parava. Volia destrossar tantes hores i nits perdudes, quan tot allò li semblava un altre món, fantàstic, una via d’escapatòria... i no un malson com li era ara. I no podia entendre res. El llit anava quedant fet miques. Ja l’hauria de canviar, això volia dir que ell s’hauria de gastar peles. Tant se li’n fotia. Va tornar a agafar forces, va respirar aire i... alguna cosa la va detenir, just darrera seu. Merda. Per què? Li havia dit que no hi seria EN TOT EL MATÍ! Es va girar i el va veure. El va trobar fastigós. Tant que li havia fet sentir... no sabia què fer. Ell va obrir la boca... abans que digués res va deixar anar el martell i va donar un cop al bell mig de les cames d’ell. De fet tampoc creia que notés tant de mal... no hi tenia res, ell s’ho pensava, però era una... i la quantitat de cops que havia fingit sense que ell se n’adonés. Va pensar que hauria d’haver-se apuntat a teatre si tant bona actriu podia arribar a ser. El va sentir cridar, i sense pensar-s’ho, va tornar a agafar el martell i la bossa on havia tirat tot el que ella algun cop li hagués donat o regalat... i va fotre el camp, després de tirar la còpia de les claus d’aquella merda de pis a les escales. Encara el sentia cridar; ella reia. Exagerant, com sempre... com la majoria de vegades. Com el 100x100 de cops. Va pujar el cotxe. I conduïa, dirigint-se allà... era un camp obert, desert, sense herba. No sabia què hi feia allà, però ella l’havia trobat un cop i havia estat moltes hores allà perdent el temps, mirant el cel, els núvols fins algun cop les estrelles... era el seu refugi. Va allunyar-se del cotxe amb la bossa de plàstic. Hi havia tirat el martell, l’havia recuperat ràpid després que ell s’hagués quedat allà, gemegant sense moure’s... ajupit. Com li havia agradat veure’l així, humiliat per un cop en les seves parts... ¿parts?
No sabia si en tenia. No li havia arribat a veure mai ni a notar-li...
Va obrir el capó del cotxe, el de darrera, va treure’n un cubell que hi portava i un extintor. Va arrossegar el cubell lluny del seu cotxe, hi va tirar la bossa. Va tornar al cotxe, va agafar unes quantes branques que havia portat i les va tirar al cubell. Es treu un encenedor de la butxaca... encén una flama i la hi tira. I comencen les flames.... les espurnes, i les guspires... tira l’encenedor a dins i s’allunya corrents, ja sabia que no arribaria al punt d’explotar per què havia anat a triar un encenedor k tenia molt poc gas, casi gens.
Puja al cotxe, i arrenca.... només per apartar-se’n el suficient per seguir-ho veient. Aparca, obre la porta i en surt. Agafa una de les estores pels peus, la posa al terra i s’hi assenta a sobre. Es queda allà quieta, sense fer res, mirant les flames... i passa l’estona, la flama primer sembla que ha d’anar creixent, però després es va quedant igual, fins que sembla que es va fent més i més petita. I està una estona allà fins que sent un soroll... mira al voltant i no veu res. Però de cop veu arribar un cotxe. En surt un noi, la mira un moment però sense fer-li cas. L’observa, amb curiositat... i fa exactament el mateix que ella! També ha tret un cubell metàl·lic del cotxe, bossa de plàstic... i hi tira un martell. Riuria si no fos que sap com s’ha de sentir quan hi tira la branca encesa i l’encenedor. Fa el mateix que ella, pujar al cotxe, apartar-se i després parar-lo i quedar-se allà mirant les flames. Es recorda del seu cubell. Casi està tot fos... fa una pudor insuportable. Agafa l’estintor del cotxe i apaga el foc. Només hi han quedat cendres. Un fum molt fosc i negre en surt i estossega. Sent que algú l’aparta, mira i veu que és el noi de l’altre cubell.
No diuen res, ell que l’havia agafada la deixa anar i se’n torna, així, en silenci, callat, sense dir res, a mirar les seves flames. Ella agafa aire; pensa si hauria de deixar l’estintor... però... I SI LI TORNA A FER FALTA? L’agafa i el deixa al cotxe, al maleter. Arrenca... no va gaire lluny, se’n va fins on aquell noi té el cotxe i aparca casi al costat. Ell ni l’ha mirat ara, ella si. No són gaire diferents, bé a part de que ell sigui noi i ella noia clar. Es queda sentada al cotxe sense fer res, fullejant una revista que porta sempre de música. De cop sent uns cops; és el noi que truca a la finestreta. Baixa.
- perdona; podries deixar-me l’estintor? ¬ la noia somriu ¬ m’he deixat el meu...
- Si clar ¬ diu ella ¬ però després me’l tornes...
Ara és ell que somriu.
- cap problema.
Veu com se’n va i comença a apagar les flames. Només que ell no es queda envoltat pel mateix fum que surt del cubell. Ella baixa del cotxe.
- Què has cremat?
- Un tros de vida ¬ diu ell abaixant el cap ¬ no sé ni si era vida allò. ¬ li torna l’estintor, ara no
somriu ¬ i tu? He vist que també cremaves...
- el mateix que tu. I esborrant mals records.
- No hauria d’existir.
- La mala vida tampoc. ¬ ara ell torna a somriure ¬ com et dius?
- Amor ¬ diu ell donant-li la mà; ella dubta però li agafa ¬ i tu?
Dubta una mica; li hauria de dir el nom autèntic?
- Desengany.
Ell esclata a riure, ella també.Al cap d’una mica ell para.
- Desengany i Amor... quina parella més rara que fariem oi? Va, l’autèntic...
- Et dius realment Amor?
- Si. Cosa dels meus pares! I ja és tard per canviar-me’l. Tu com et dius?
- Júlia.
- Encantat d’haver-te connegut Júlia. ¬ mira el rellotge ¬ és tard... potser...
Ella mira el seu. Uf, quant de temps que ha passat!
- Si jo també me n’hauria d’anar. Que vagi bé!
- Igualment i... encantat d’haver cremat una part de vida amb tu.
- El mateix dic. Adèu!
- Adèu!
I els 2 pugen al cotxe. Sense saber si mai més es tornaràn a trobar.
Potser si o potser no? Així és la vida. Paradoxal, complicada, paral·lela...
Figueres, 23 d’octubre del 2008, 15:41

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH

EL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH
http://www.goear.com/listen.php?v=b867de7
http://www.youtube.com/watch?v=5DdpN4ac2p4

Como casi siempre
cuando algo se muere
nace nostalgia
buscando un corazón.
Pero a mi es raro
y aunque esté desordenado
es impermeable al dolor

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Cuando todo acabe
y el silencio hable
sólo tus pupilas sabrán que fue verdad.
Y entre los cristales
pedacitos de esta tarde,
donde comenzamos a soñar.

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último valsEL ÚLTIMO VALS - LA OREJA DE VAN GOGH
http://www.goear.com/listen.php?v=b867de7
http://www.youtube.com/watch?v=5DdpN4ac2p4

Como casi siempre
cuando algo se muere
nace nostalgia
buscando un corazón.
Pero a mi es raro
y aunque esté desordenado
es impermeable al dolor

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Cuando todo acabe
y el silencio hable
sólo tus pupilas sabrán que fue verdad.
Y entre los cristales
pedacitos de esta tarde,
donde comenzamos a soñar.

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
que no vas a olvidar.
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals

martes, 4 de noviembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT vs... capitols 11 i 12

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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XI

Había el mismo numero de chicas o más esperandose a las puertas del hotel que la otra vez que fuí, es decir que el día anterior.
Las tres estábamos supernerviosas, y aunque intentabamos disimularlo seguro que se nos notaba.
Había la misma recepcionista que el día anterior, la cual me reconoció enseguida.
–Buenas tardes, ¿ha venido a ver al señor de Lioncourt, no es cierto?—dijo sonriendo.
–Si, eso mismo—dije, paseando la vista por el vestíbulo del hotel—me dijo que me esperaría aquí, en recepción.
–El señor De Lioncourt está manteniendo una rueda de premsa en estos momentos, si se espera unos momentos saldrá enseguida. Se pueden sentar allí si quieren.
–Oh si, muchas grácias.
–A usted.
Isabel, Helene y yo fuimos a sentarnos a unos sillones que estaban enfrente de recepción. Creo que una vez allí aún nos pusimos más nerviosas.
–¿Crees que se acordará de que ha quedado contigo?—preguntó Helene, impaciente—Quizá con eso de la rueda de premsa se haya olvidado...
–Por favor, callate y no nos pongas más nerviosas. No quiero tener otro desmayo cuando esté aquí como lo tuve ayer...
–Nos estás tirando una indirecta?—dijo Isabel entonces—¿Estás diciendo que nos controlemos y que no hagamos el ridículo como lo hiciste tu?
Hize una pausa, pues yo también estaba nerviosa.
–Mejor nos callemos... si seguimos así no terminaremos nunca.
Y entonces las tres a la vez soltamos un profundo suspiro. Después nos miramos y nos echamos a reír.Finalmente nos quedamos calladas, pues ninguna tenía una cosa qué decir. Y fueron pasando segundos, minutos... llenos de silencio y de nervios. Finalmente, cuando estaba distraída leyendo una revista que había encontrado, de golpe Helene me dio un golpe en el brazo, y cuando íba a quejarme ví que estaban bajando una gran cantidad de periodistas y fotografos por los ascensores. Naturalmente salían todos de la rueda de premsa de Lestat. Entre ellos ví a un chico que conocía porque trabajaba con mi padre y con quién nos habíamos visto varias veces. Me saludó y se acercó a mí.
–¿Qué tal?—dijo dandome la mano—Qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.
–Sí—dije yo, sonriendo—yo tampoco esperaba verte. Creía que estabas en Alemania.
–Estaba allí, pero regresé hace unas cuantas semanas. Bueno, ¿qué haces aquí? ¿Esperas a alguién?
–Si...—dije, inventando una excusa para no contarle la verdad— Tengo una amiga que ha venido a pasar las vacaciones y se hospeda en este hotel, y la estábamos esperando. ¿Y tu?—entonces me hice la despistada—¿Qué pasa que hay tantos periodistas aquí?
–¿No lo sabes?—preguntó él, sorprendido y lo negué con la cabeza—El grupo “Lestat, El Vampiro” se hospedan aquí. Ahora mismo su cantante ha hecho una rueda de premsa hablando de su disco, del libro y del concierto que harán.
–Aaaahhh si me suena, el concierto de San Francisco, ¿no?—seguí preguntando, por si le podía sacar información o algo...
–No, no!—dijo él, lo que me sorprendió—del concierto que harán la semana queviene aquí, en Nueva York...
Mis amigas y yo abrimos los ojos de par en par...
–¿Cómo?—dije, sorpendida—¡pero si no está anunciado en ningún sitio!
George, el amigo de mi padre, sonrió.
–Hasta ahora. Pero por lo visto, Lestat y el resto del grupo han decidido hacer un pequeño concierto aquí en Nueva York, como de prueba. Si quieres ir ve deprisa ya a comprar las entradas pues todo el mundo está convencido de que se agotarán el primer día que salgan a la venda.
–Sí, seguro. ¿Y puedes decirme donde se hará el concierto?
Entonces él empezó a dudar, en broma.
–Uy, no sé si tendría... ya sabes que no podemos decir nada de las ruedas de premsa...
–¡¡¡George!!!—no pude evitar de gritar. Se puso a reír.
–Está bien, está bien, ya sé que puedo confiar en tí. Será en la sala Square, a las ocho de la tarde. Las entradas valdrán 30 dólares. ¿Está contenta la señora?
–¡¡Muchísimas grácias!!—dije abrazandole, por lo que él se sorprendió un poco.
–Bueno, bueno tampoco es para tanto. Venga ya nos veremos, me esperan rápidamente en los estudios.
–Si, ya nos veremos. Grácias y hasta pronto.
Finalmente le dejé ir. Mis amigas y yo ya nos levantamos pues Lestat no tardaría mucho en llegar.
Efectivamente, unos minutos más tarde apareció, como si realmente se tratara de un príncipe, bajando por la grande escalinata hacía el vestíbulo, aún rodeado por algunos periodistas y hablando con los miembros del grupo que estaban con él.
–Aguantáme...—dijo Helene—creo que voy a desmayarme...
–Aguantame tu a mí antes...
En ese momento me gire, enfadada, y les solté un grito.
–¡Quereis parar de comportaros como criaturas! Lestat es una persona normal y corriente. ¡No monnteis un espectáculo por favor!
Se quedaron las dos sorprendidas y no dijeron nada. Me dí cuenta que había reaccionado de una forma demasiado violenta y que no había para tanto. Solo pude decir “Lo siento” pues Lestat ya me había visto y se dirigía hacia nosotras.
–¡Hola Lydia... y compañía!—dijo alegremente—¿Qué tal?
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Sábado 10 de Febrero del 2001
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JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XII

Las tres, sin remedio, nos quedamos mudas observandolo. Lestat hizo como quién no se da cuenta, y yo reaccioné intentando aparecer normal.
–¡Hola!—dije, con toda la normalidad como pude fingir—Cuanto tiempo...
Lestat rió.
–Si... ¿Has venido para devolverme las llaves?
Todo ese rato, quiero decir durante la conversación, mis amigas se habían queado atrás, apartadas.
–Ah sí, no me acordaba. Bueno también porque...—me eché a reír sin poder controlarme, dejando a Lestat desconcertado—para presentarte a mis amigas...
Se echó a reír y les dirigió una breve mirada. Yo las tenía detrás mío así que no podía ver sus reaciones.
–Me lo he imaginado. ¿De eso te ries?
Me sentí algo avergonzada entonces.
–Bueno sí, y de que espero que no se desmayen como yo.
Entonces los dos nos pusimos a reír. Nos dirigimos hacia ellas que se quedaron paralizadas en ver que me acercaba a ellas con Lestat.
–Chicas...—dije, haciendo algo de comedia—Lestat se ha empeñado en que os presentase... así que... Lestat, estas son mis amigas, Helene y Isabel.
Se quedaron de piedra mientras Lestat les daba dos besos a cada una... yo casi no me aguantaba la risa.
–Lydia me ha contado que sois sus mejores amigas y que os encanta mi música—dijo Lestat sonriendo todo el rato—Simplemente quería que supierais que los amigos de Julia son mis amigos también, y daros las grácias porque sin gente como vosotras el grupo no hubiera llegado donde está hoy...
A este punto, disimuladamente viendo que ellas no reaccionaban, les dí un codazo a cada una, pero solo fue Isabel quién reaccionó ya que Helene estaba completamente encantada, sin reaccionar a nada.
–Bueno... no es para tanto—y entonces fuí yo quién se quedó sorprendida por esa respuesta—la verdad es que también hemos venido porque... porque... tenemos una amiga que se hospeda aquí también, y hoy se íba y bueno... eso...
Yo estaba mirandola atónita, sin dar crédito a lo que oía. Estaba utilizando la razón que le había dado yo antes a George y no tentenía la reacción, mientras pensaba en eso Lestat ya les había firmado dos autógrafos y ahora me sacudían, llamandome.
–¡Lydia que si nos hacemos la foto con Lestat ahora!—decía Helene que había reaccionado.
–Ah, si, si—dije desconcertada aún y mirandólas, sorpresa.
Íbamos a hacernos la foto, cuando Lestat se detuvo... pues estaban por ahí los otros miembros del grupo. Les lamó y nos los presentó y hablamos con ellos y finalmente nos hicimos una foto las tres con todo el grupo(a parte, naturalmente nos hicimos una foto cada una con Lestat). Alex, Larry y la Dama dura eran muy simpáticos y fueron ellos quién nos dijeron que harían un pre-concierto aquí en Nueva York, mientras que nosotras nos comportamos como si no lo supieramos.
A todo esto ya le había devuelto la llave a Lestat... Y estaba nerviosa porqué aún no había podido hablar con él y quizá no podría hacerlo...
Estuvimos largo rato con todos, hasta que los tres tuvieron que irse. Lestat parecía encantado con nosotras tres, por lo que aún estuvimos un rato más con él, hasta que Helene e Isabel decidieron marcharse. Entonces nos quedamos solos Lestat y yo, que me puse más nerviosa que nunca pues no sabía como preguntarle lo que quería, es decir si estaba enfadado conmigo.
Al quedarnos solos, me miró y sonrió.
–Bueno... Ahora queestamos solos tu y yo... ¿Te gustaría ir a dar un paseo nocturno? Eso sí, haré que no te puedas escapar como ayer...
Me quedé pasmada, mirandolo. Naturalmente dije que si y salimos del hotel como la otra vez, cogidos de lamano. Nos montamos en su porche y fuímos hasta Central Park. Allí dimos largos paseos, al principio hablando y luego ya los dos nos quedamos callados, mientras íbamos cogidos de la mano. Finalmente nos sentamos en la hierba delante de un estanque, uno al lado del otro. Estuvimos un tiempo callados, hasta que Lestat me abrazó... y me hizó temblar, cosa que él notó.
–¿Te ocurre algo?
–No, nada, ¿porqué?
–Porque te noto algo nerviosa...
–Bueno, es que... quería hablarte de lo de ayer... cuando me fuí de esa manera...
Lestat me miró y sonrió.
–Tranquila, leí tu nota... y lo entendí. Supongo que me pasé, y que todo fue demasiado para tí...
Le cogí de la mano sin decir nada. Él había seguido hablando...
–Siempre me ocurre lo mismo—decía él—intento quedar bien con las personas que me gustan, y con quienes me siento bien, y luego resulta...
–Lestat tu no tienes la culpa de nada...—dije, sin poder evitalo—tu eres...
Entonces sucedió... Lestat puso sus dedos encima mis labios... y me quedé quieta sin poder moverme ni poder decir nada.
–No sigas...—dijo, mientras íba acariciandome lentamente y se íba acercando hacía mi—deja que la mágia del amor siga su camino.
Entonces me estrechó fuertemente entre sus brazos... y me beso. Fue un beso corto pero el más intenso que me han dado en toda mi vida. Deseé que no se terminara nunca ese momento, que fuera para siempre. Pero termino, y estuvimos largo rato mirandonos.
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Viernes 4 de Mayo del 2001
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lunes, 3 de noviembre de 2008

TÚ, ¿CÓMO ESTÁS? - PRESUNTOS IMPLICADOS

Tú CóMO ESTáS - PRESUNTOS IMPLICADOS
http://www.goear.com/listen.php?v=2b6f5e5

Aquí estoy
Ya me ves
Tampoco yo puedo creer
Que hoy así
nos volvamos a encontrar.

Tú, ¿Cómo Estás?
Que hay de ti
Dime si has podido conseguir
Todo aquello que te fuiste a buscar.

Sé que no fuimos inocentes
Ya que a nadie se engañó
Que nos sentimos diferentes
Pero el amor de quien huyo
Se marchó sin avisar
Y aquí sola me olvido
En el mismo sueño en la misma ciudad.

Tú, ¿Cómo Estás?
Dime si has podido encontrar
Alguien con quien compartir tu soledad
Tu soledad.

Tantos besos que dimos regalados al tiempo
Tanta piel y ternura
Tantas horas amando
No te vas
Nunca te voy a dejar
Palabras, promesas
Hojas de un libro que el viento arrancó en un momento

Ya lo ves
Sigo aquí
Ya no voy a llorar
sólo un momento y enseguida pasará

Tú, ¿Cómo Estás?
Ya lo sé
Ahora queda la amistad
Tan sólo di si hay algo nuevo que contar.

Sé que no fuimos inocentes
Ya que a nadie se engañó
Que nos sentimos diferentes
Tú, ¿Cómo Estás?
Tú, ¿Cómo Estás?
Los besos que dimos
Promesas al viento
Palabras, ternura
Ya todo se ha ido.