martes, 4 de noviembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT vs... capitols 11 i 12

= = = = = = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XI

Había el mismo numero de chicas o más esperandose a las puertas del hotel que la otra vez que fuí, es decir que el día anterior.
Las tres estábamos supernerviosas, y aunque intentabamos disimularlo seguro que se nos notaba.
Había la misma recepcionista que el día anterior, la cual me reconoció enseguida.
–Buenas tardes, ¿ha venido a ver al señor de Lioncourt, no es cierto?—dijo sonriendo.
–Si, eso mismo—dije, paseando la vista por el vestíbulo del hotel—me dijo que me esperaría aquí, en recepción.
–El señor De Lioncourt está manteniendo una rueda de premsa en estos momentos, si se espera unos momentos saldrá enseguida. Se pueden sentar allí si quieren.
–Oh si, muchas grácias.
–A usted.
Isabel, Helene y yo fuimos a sentarnos a unos sillones que estaban enfrente de recepción. Creo que una vez allí aún nos pusimos más nerviosas.
–¿Crees que se acordará de que ha quedado contigo?—preguntó Helene, impaciente—Quizá con eso de la rueda de premsa se haya olvidado...
–Por favor, callate y no nos pongas más nerviosas. No quiero tener otro desmayo cuando esté aquí como lo tuve ayer...
–Nos estás tirando una indirecta?—dijo Isabel entonces—¿Estás diciendo que nos controlemos y que no hagamos el ridículo como lo hiciste tu?
Hize una pausa, pues yo también estaba nerviosa.
–Mejor nos callemos... si seguimos así no terminaremos nunca.
Y entonces las tres a la vez soltamos un profundo suspiro. Después nos miramos y nos echamos a reír.Finalmente nos quedamos calladas, pues ninguna tenía una cosa qué decir. Y fueron pasando segundos, minutos... llenos de silencio y de nervios. Finalmente, cuando estaba distraída leyendo una revista que había encontrado, de golpe Helene me dio un golpe en el brazo, y cuando íba a quejarme ví que estaban bajando una gran cantidad de periodistas y fotografos por los ascensores. Naturalmente salían todos de la rueda de premsa de Lestat. Entre ellos ví a un chico que conocía porque trabajaba con mi padre y con quién nos habíamos visto varias veces. Me saludó y se acercó a mí.
–¿Qué tal?—dijo dandome la mano—Qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.
–Sí—dije yo, sonriendo—yo tampoco esperaba verte. Creía que estabas en Alemania.
–Estaba allí, pero regresé hace unas cuantas semanas. Bueno, ¿qué haces aquí? ¿Esperas a alguién?
–Si...—dije, inventando una excusa para no contarle la verdad— Tengo una amiga que ha venido a pasar las vacaciones y se hospeda en este hotel, y la estábamos esperando. ¿Y tu?—entonces me hice la despistada—¿Qué pasa que hay tantos periodistas aquí?
–¿No lo sabes?—preguntó él, sorprendido y lo negué con la cabeza—El grupo “Lestat, El Vampiro” se hospedan aquí. Ahora mismo su cantante ha hecho una rueda de premsa hablando de su disco, del libro y del concierto que harán.
–Aaaahhh si me suena, el concierto de San Francisco, ¿no?—seguí preguntando, por si le podía sacar información o algo...
–No, no!—dijo él, lo que me sorprendió—del concierto que harán la semana queviene aquí, en Nueva York...
Mis amigas y yo abrimos los ojos de par en par...
–¿Cómo?—dije, sorpendida—¡pero si no está anunciado en ningún sitio!
George, el amigo de mi padre, sonrió.
–Hasta ahora. Pero por lo visto, Lestat y el resto del grupo han decidido hacer un pequeño concierto aquí en Nueva York, como de prueba. Si quieres ir ve deprisa ya a comprar las entradas pues todo el mundo está convencido de que se agotarán el primer día que salgan a la venda.
–Sí, seguro. ¿Y puedes decirme donde se hará el concierto?
Entonces él empezó a dudar, en broma.
–Uy, no sé si tendría... ya sabes que no podemos decir nada de las ruedas de premsa...
–¡¡¡George!!!—no pude evitar de gritar. Se puso a reír.
–Está bien, está bien, ya sé que puedo confiar en tí. Será en la sala Square, a las ocho de la tarde. Las entradas valdrán 30 dólares. ¿Está contenta la señora?
–¡¡Muchísimas grácias!!—dije abrazandole, por lo que él se sorprendió un poco.
–Bueno, bueno tampoco es para tanto. Venga ya nos veremos, me esperan rápidamente en los estudios.
–Si, ya nos veremos. Grácias y hasta pronto.
Finalmente le dejé ir. Mis amigas y yo ya nos levantamos pues Lestat no tardaría mucho en llegar.
Efectivamente, unos minutos más tarde apareció, como si realmente se tratara de un príncipe, bajando por la grande escalinata hacía el vestíbulo, aún rodeado por algunos periodistas y hablando con los miembros del grupo que estaban con él.
–Aguantáme...—dijo Helene—creo que voy a desmayarme...
–Aguantame tu a mí antes...
En ese momento me gire, enfadada, y les solté un grito.
–¡Quereis parar de comportaros como criaturas! Lestat es una persona normal y corriente. ¡No monnteis un espectáculo por favor!
Se quedaron las dos sorprendidas y no dijeron nada. Me dí cuenta que había reaccionado de una forma demasiado violenta y que no había para tanto. Solo pude decir “Lo siento” pues Lestat ya me había visto y se dirigía hacia nosotras.
–¡Hola Lydia... y compañía!—dijo alegremente—¿Qué tal?
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Sábado 10 de Febrero del 2001
= = = = = = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XII

Las tres, sin remedio, nos quedamos mudas observandolo. Lestat hizo como quién no se da cuenta, y yo reaccioné intentando aparecer normal.
–¡Hola!—dije, con toda la normalidad como pude fingir—Cuanto tiempo...
Lestat rió.
–Si... ¿Has venido para devolverme las llaves?
Todo ese rato, quiero decir durante la conversación, mis amigas se habían queado atrás, apartadas.
–Ah sí, no me acordaba. Bueno también porque...—me eché a reír sin poder controlarme, dejando a Lestat desconcertado—para presentarte a mis amigas...
Se echó a reír y les dirigió una breve mirada. Yo las tenía detrás mío así que no podía ver sus reaciones.
–Me lo he imaginado. ¿De eso te ries?
Me sentí algo avergonzada entonces.
–Bueno sí, y de que espero que no se desmayen como yo.
Entonces los dos nos pusimos a reír. Nos dirigimos hacia ellas que se quedaron paralizadas en ver que me acercaba a ellas con Lestat.
–Chicas...—dije, haciendo algo de comedia—Lestat se ha empeñado en que os presentase... así que... Lestat, estas son mis amigas, Helene y Isabel.
Se quedaron de piedra mientras Lestat les daba dos besos a cada una... yo casi no me aguantaba la risa.
–Lydia me ha contado que sois sus mejores amigas y que os encanta mi música—dijo Lestat sonriendo todo el rato—Simplemente quería que supierais que los amigos de Julia son mis amigos también, y daros las grácias porque sin gente como vosotras el grupo no hubiera llegado donde está hoy...
A este punto, disimuladamente viendo que ellas no reaccionaban, les dí un codazo a cada una, pero solo fue Isabel quién reaccionó ya que Helene estaba completamente encantada, sin reaccionar a nada.
–Bueno... no es para tanto—y entonces fuí yo quién se quedó sorprendida por esa respuesta—la verdad es que también hemos venido porque... porque... tenemos una amiga que se hospeda aquí también, y hoy se íba y bueno... eso...
Yo estaba mirandola atónita, sin dar crédito a lo que oía. Estaba utilizando la razón que le había dado yo antes a George y no tentenía la reacción, mientras pensaba en eso Lestat ya les había firmado dos autógrafos y ahora me sacudían, llamandome.
–¡Lydia que si nos hacemos la foto con Lestat ahora!—decía Helene que había reaccionado.
–Ah, si, si—dije desconcertada aún y mirandólas, sorpresa.
Íbamos a hacernos la foto, cuando Lestat se detuvo... pues estaban por ahí los otros miembros del grupo. Les lamó y nos los presentó y hablamos con ellos y finalmente nos hicimos una foto las tres con todo el grupo(a parte, naturalmente nos hicimos una foto cada una con Lestat). Alex, Larry y la Dama dura eran muy simpáticos y fueron ellos quién nos dijeron que harían un pre-concierto aquí en Nueva York, mientras que nosotras nos comportamos como si no lo supieramos.
A todo esto ya le había devuelto la llave a Lestat... Y estaba nerviosa porqué aún no había podido hablar con él y quizá no podría hacerlo...
Estuvimos largo rato con todos, hasta que los tres tuvieron que irse. Lestat parecía encantado con nosotras tres, por lo que aún estuvimos un rato más con él, hasta que Helene e Isabel decidieron marcharse. Entonces nos quedamos solos Lestat y yo, que me puse más nerviosa que nunca pues no sabía como preguntarle lo que quería, es decir si estaba enfadado conmigo.
Al quedarnos solos, me miró y sonrió.
–Bueno... Ahora queestamos solos tu y yo... ¿Te gustaría ir a dar un paseo nocturno? Eso sí, haré que no te puedas escapar como ayer...
Me quedé pasmada, mirandolo. Naturalmente dije que si y salimos del hotel como la otra vez, cogidos de lamano. Nos montamos en su porche y fuímos hasta Central Park. Allí dimos largos paseos, al principio hablando y luego ya los dos nos quedamos callados, mientras íbamos cogidos de la mano. Finalmente nos sentamos en la hierba delante de un estanque, uno al lado del otro. Estuvimos un tiempo callados, hasta que Lestat me abrazó... y me hizó temblar, cosa que él notó.
–¿Te ocurre algo?
–No, nada, ¿porqué?
–Porque te noto algo nerviosa...
–Bueno, es que... quería hablarte de lo de ayer... cuando me fuí de esa manera...
Lestat me miró y sonrió.
–Tranquila, leí tu nota... y lo entendí. Supongo que me pasé, y que todo fue demasiado para tí...
Le cogí de la mano sin decir nada. Él había seguido hablando...
–Siempre me ocurre lo mismo—decía él—intento quedar bien con las personas que me gustan, y con quienes me siento bien, y luego resulta...
–Lestat tu no tienes la culpa de nada...—dije, sin poder evitalo—tu eres...
Entonces sucedió... Lestat puso sus dedos encima mis labios... y me quedé quieta sin poder moverme ni poder decir nada.
–No sigas...—dijo, mientras íba acariciandome lentamente y se íba acercando hacía mi—deja que la mágia del amor siga su camino.
Entonces me estrechó fuertemente entre sus brazos... y me beso. Fue un beso corto pero el más intenso que me han dado en toda mi vida. Deseé que no se terminara nunca ese momento, que fuera para siempre. Pero termino, y estuvimos largo rato mirandonos.
©Quedan todos los derechos reservados a la autora, Julieta De Lioncourt, desde ese mismo día, Viernes 4 de Mayo del 2001
= = = = = = = = = = = = = =

No hay comentarios: