jueves, 11 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capítols 17 i 18

= = = = = = = = = = = = = =
i com que ens acostem al final i ja va quedant menys
avui em dona per deixar 2 capítols a part que crec k
ara comença la part amb "més acció" i més interessant
jeje ;)
= = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVII

Y al instante, sin saber como, noté su presencia acercándose junto a otra que íba un poco más atrás que él... pero que no dejaba que yo supiera quién era, solamente me advertía que me alejara de David para mi bien, que eso sería una pesadilla si seguía junto a él...
Estaba totalmente desconcertada, no tenía ni idea de que hacer. Me quedé sin hacer nada, pues no sabía como reaccionar ante aquello tan extraño, y sin darme cuenta, noté como David me cogía del brazo y me llevaba con él fuera del lugar. Mientras salíamoss de allí, pasamos, ya casi corriendo, por el lado de Isabela y Helene que sin duda me vieron e incluso me pareció oír como me llamaban, pero estaba demasiado desconcertada para hacerles caso. Esa sería la última vez que las vería, aunque yo no lo sabía aún.
Y David me alejaba cada vez más de ellas, pues ya estabámos en su coche yendo a algún lugar desconocido y pasábamos por zonas de la ciudad en donde yo no había estado nunca antes.
Entramos en una casa vieja de piedra, de dos plantas, pero decorada con gustos actuales. Llegamos al salón, y una vez allí David se de tuvo, con lo que yo me detuve también.
–Bienvenida a mi casa—dijo, señalandome todo abriendo los brazos—espero que te encuentres bien aquí.
No dije nada, simplemente lo miré todo y luego le miré a él, que hizo un gesto indicando que me sentara y luego se sentó a mi lado cosa que me resultó algo incómodo. Ya no sentía nada; las presencias de Louis y de Lestat habían desaparecido, como también sus advertencias, las quales habían estado llegandome todo el camino hasta llegar a la casa, donde cesaron de golpe.
–No les hagas caso—dijo David—Louis y Lestat siempre han estado algo... exagerados conmigo.
Esos nombres me hicieron despertar, aunque seguía desconcertada.
–¿Quién eres, porqué me has llevado hasta aquí?
–Quiero decirte la verdad sobre Lestat.
–¿La verdad de Lestat? ¿Qué hablas?
Me miró y sin evitarlo, quedé como hipnotizada por esos ojos... No sabía como, pero ejercían un gran poder sobre mí. Me quedé callada, observándole, y él no dijo nada. Se levantó, encendió la tele y puso una cinta de video. Volvió a sentarse a mi lado y me dio el mando.
–La verdad de quién es realmente. Eso es lo que grabé la noche que fuisteis a Central Park.
Seguí callada, sin decir nada. Apreté el botón de play y empezó a verse la cinta. Al principio nada, un trozo de cinta en negro. Hasta que empezó la grabación. En ella salíamos Lestat y yo de bastante cerca saliendo del hotel, subiendo a su coche y yendo a Central Park... y luego todo lo que os había contado ya. Noté que David no separaba su vista de mi, atento a cada reacción. Al terminar el video, me quedé callada un rato, tenía la sensación que todo era una estúpida broma.
–Bien, no sé que realidad tengo que ver, pues la que tenía que ver ya la vi como pudiste ver mientras grababas y luego viendo tu el video.
Él soltó una carcajada, otra más.
–¿En sério no viste nada raro?
–¿Cómo qué?
–Repetición de la jugada, espera. A ver si resulta que eres ciega...
Y sin dejarme hacer ni decir nada, rebobinó la cinta hacia atrás, hasta donde salíamos Lestat y yo bailando.
–Ya lo he visto—dije, cansada de ese juego.
—Espera. Fijate en el suelo.
–¿En el suelo?—dije perdida totalmente, miré en la pantalla... y casi me da algo al ver que Lestat y yo estuvimos bailando... ¡¡¡A VARIOS METROS DEL SUELO!!! Me quedé pasmada, y al rato me puse a gritar, histérica y más enfadada que nunca.
–¡¡¡¿¿¿Pero qué es eso???!!! ¿¿Porqué trucas la cinta, qué caray quieres de mí???
–Tranquila, no quiero nada...
–¡¡¡¡Como que tranquila!!! ¡Me estas tomando el pelo y encima tengo que tranquilizarme! ¿Qué pretendes, hacerme creer la tontería que Lestat es un vampiro realmente?
Él no dijo nada, solo me miraba, como compadeciéndose de mí o lo que sintiera.
–Pues eso mismo.
–¡¡¡¡JAJAJAJAJA!!! Me voy, no quiero oír más tonterías semejantes!—grité, ya de pie, e íba a irme cuando él me cogió fuerte por los brazos encarándose a mí e impidiendo que marchara.
–¡¡Déjame en paz!! No sé que quieres pero que sepas que antes de aparecer tu era la chica más feliz del mundo. ¡Yo quiero a Lestat y él a mi! Así que no hay más que hablar y...
En aquél momento David soltó una carcajada, cosa que me enfurecía aún más.
–¿Te hace gracia que nos queramos?
–Inocente mortal—dijo, y aquí fue donde por primera vez, empece a notar algo raro en él—si te quiere, pero no como tu crees...
= = = = = = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVIII

Empecé a callarme y asustarme, pues me agarraba cada vez con más fuerza, como nadie lo había hecho antes, y me pareció ver como sus ojos cambiaban de color según su estado.
–Que te pasa ahora, tienes miedo?
–¡Déjame!—grité, temblando ya—Me estás asustando, no sé qué quieres pero como me hagas algo sepas que Lestat no te lo perdonará...
No sé como pude hablar, ya que toda yo temblaba y él no paraba de reír. Hasta que calló y me miró seriamente, con la mirada más terrorrífica que jamás me habían dirigido.
–¿Quieres que te enseñe lo que Lestat quiere de tí?—dijo, y entonces... noté como mis pies se alejaban del suelo, y sin darme cuenta estábamos ya tocando el techo, yo petrificada de terror por lo que sucedía, mientras que David me tenía bien agarrada por la cintura, de modo que quedábamos cara a cara. Sin darme cuenta me abrazé fuerte a él, sin enterarme de lo que hacía y empezé a gritar.
–¡¡¡Bájame!!! ¡Quiero irme de aquí, por lo que más quieras! Dejame y prometo que haré todo lo que quieras, pero deja que me marche de una vez...
Entonces él se quedo callado, observándome, y mientras seguía sujetándome por la cintura con una mano, con la otra me acariciaba el cuello... haciendo que el terror se escampara por todo mi cuerpo.
–Déjame...—seguí diciendo, empezando a llorar—no me hagas nada... no puede suceder, no es real...
–Pero lo es—dijo él, siguiendo acariciandome y cada vez estabámos más cerca—y quiero que sepas como es para que te enteres de quién es Lestat...
Sin dejarme decir nada más, y aunque lo hubiera echo yo no hubiera podido hacer ni decir nada, empezó a besarme largamente en los labios, y fue bajando hasta llegar a mi cuello...
Allí empece a chillar, hasta que noté dos fibladas entrando en mi cuello como si me clavaran agujas, y supe que me había clavado sus colmillos y estaba bebiendose mi sangre. Y mientras lo hacía sentía como un tambor cada vez más cerca y fuerte, mientras otro íba sonando cada vez más débil... Ya había perdido la noción del tiempo por completo, y no sabría decir cuanto tiempo duró aquello hasta que al fin, se separó de mi y fuimos bajando lentamente, hasta llegar al suelo; él me tumbo en el sofá, pues estaba ya tan débil que no me habría aguantado en pie.
–Inocente mortal...—repitió, acercandose, yo seguía llorando y me había quedado completamente muda, y unos escalofríos empezaron a correrme por todo el cuerpo–te he dejado al precipicio de la mano de la muerte... Si ahora te dejo así morirás. Sería una gran tristeza por Lestat, ¿no crees?
Igual que me había quedado muda, sin poder hablar y sin decir nada, ya no sentía absolutamente nada, aparte de una gran fascinación por ese ser que tenía delante. Me besó otra vez, largamente, y sentí más escalofríos pero esta vez de placer; ahora me gustaba, y él lo sabía de modo que fue alargando el beso y las carícias que fueron repartiéndose por todo mi cuerpo... Se separó de mi, solo para volver a hablarme, mientras nuestros cuerpos íban juntándose más, más, más...
–Quiero más...—logré decir al separarse él. No dijo nada, solamente sonrió.
–Yo también sentiría una gran pena si te dejara morir. Louis tenía razón... eres...
eres MUY especial. MUCHO MÁS DE LO QUE TÚ TE CREES.
Eso me produjo un enorme placer, y si hubiera podido seguro que me habría puesto roja
de pronto... aunque estaba demasiado débil.
Y volvió a besarme, hasta que todo sucedió, en un solo momento... un fuerte golpe abrió la ventana del salón donde estabamos y empezó a entrar un viento frío y nocturno, y mientras me fijaba en esos detalles, habían entrado por la ventana Lestat y Louis, y Lestat nos había separado violentamente a David y a mí, y mientras Louis me cogía y sostenía en brazos, Lestat gritaba y tenía agarrado por los hombros a David que solamente lo miraba con rábia por habernos separado y reía sin parar irónicamente, hasta que Lestat lo arrojó sobre la mesa de cristal que había delante del sofá y David quedó cubierto con heridas y cristal, dejando de reír y empezando a gemir de dolor. Todo esto yo lo vívia mientras íba como zombie y medio drogada y estaba inconsciente, como dormida, hasta que oí gritar a David; bastó eso como para ponerme a gritar yo también, era como si los cristales me los hubieran clavado a mí, y a la vez golpeaba a Louis que tenía que hacer enormes esfuerzos para poder seguir sujetándome e impedir que saltara y fuera a matar a Lestat, porqué eso era lo que quería, matar la persona que había herido a quién más amaba, pero sin saberlo aún en ese momento, y a quién más amaría toda mi vida y lo que me queda aún de ella.
= = = = = = = = = = = = = =

No hay comentarios: