viernes, 5 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capítol 16

= = = = = = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XVI

Pasamos largo rato juntos, en silencio. Hasta que él lo rompió otra vez más, para dejarme sorprendida, pero esa vez algo inquieta también.
–Temo por tí—dijo, sin dejar de fijar su mirada hacia el vacío—no sé si seremos suficientemente fuertes para protegerte.
–¿Protegerme?
–Hay alguién que quiere... Como tu has llegado a intuir hay alguién aquí que quiere llevarte hacia él y alejarte.
–Louis yo estoy bien contigo. Desde que estoy aquí me siento mucho mejor. Ya lo sabes.
Louis se calló, y nos quedamos los dos así, sin decir nada más.
Volví a sentir esa presencia que me incomodava, pero esa vez de un modo diferente. No sabía contarlo. Quizá curiosidad, quizá... Fuese lo que fuese. La curiosidad, sin embargo, fue más fuerte esa vez. Note la mano de Louis cogiéndome la mía.
–No te vayas—dijo, pues inconscientemente yo ya me había levantado.
–No voy a hacer nada. Solamente quiero saber quien es.
Louis me miró largo rato, pensativo.
–¿No hay nadie que pueda hacer cambiarte de opinión?
Sin contestar, dirigí la vista hacia el público, pero en ningun lugar concreto. Así paso largo rato, y de golpe, sin darme cuenta, Louis se marchó. Me di cuenta de golpe, aunque seguía notando su presencia allí dentro. Sin embargo íba alejandose cada vez más de mí. Y no hice nada por evitarlo.
El concierto íba acercandose al final. Y, como si no hubiera pasado nada ni hubiera conocido a Louis, fuí volviendo a ser otra vez como antes, cosa que me hizo recordar la llamada del paparazzi. Empezé a ponerme nerviosa y sentí necesidad de estar más cerca de Lestat que nunca. Baje hasta abajo, y no sé como, fuí abriendome paso con algún que otro empujón, hasta 1era fila, donde estaban mis amigas que estaban totalmente enfrente de Lestat. Al llegar no me dijeron nada ya que estaban histéricas perdidas siguiendo el concierto. No sé cuanto duró, solo que sin dar cuenta el concierto se terminó. La gente estaba histérica, sin moverse de allí y no paraban de corear el nombre de los miembros del grupo ni de reclamar que volvieran a tocar. Mientras sucedía eso, mis amigas y yo, habíamos llegado hacia un guarda y habíamos podido entrar en los camerinos, donde el ambiente era muy festivo y donde todo el mundo celebraba el éxito. Busqué por dentro pero no llegaba a encontrar a Lestat. Y lo curioso es que nadie sabía donde estaba, según dijeron había salido casi corriendo al terminar el concierto y salir del escenario y no le habían vuelto a ver. Alex me dijo que lo único que había hecho era decir que si yo íba que me esperara hasta que él volviera.
Me quedé sorprendida por eso pero no mucho más de lo que quedé al oír que una voz masculina me llamaba detras mío, y una voz desconocida. Me giré y fue la 1era vez que lo ví. Creo que me enamoré de él al instante en que lo ví. Pero me sentí confusa... Porque noté que esa presencia incómoda surgía de él, en otras palabras, él era esa presencia.
–¿Eres Lydia, verdad?
Salté como si despertara. Bueno, fue como si despertara de golpe, ya me entendéis.
–Si, soy yo. ¿Y tu eres...?—logré preguntar, curiosa.
–David, David Talbot, a sus servicios.
La curiosidad me hacía ser lanzada y atrevida.
–No nos conocíamos verdad, ¿de qué me conoce?
Emitió una carcajada.
–Por favor, no me hableis de usted!. Bueno, espero que no te moleste que te hable de tí, lo hago por tu edad...
Me sonrojé un poco. Aunque seguía sintiendo algo incómodo, ese chico me caía francamente bien.
–No, claro, no me molesta. Pero diga... dime de que me conoces.
–Espero que no te enfades cuando lo sepas, porque me caes francamente muy bien.
–¿Porqué tendría que enfadarme?
Hubo una pausa en la que los dos nos miramos detenidamente. Era alto y fuerte, cabellos oscuros cortos y unos preciosos e inmensos ojos negros. Vestía un conjunto tejano, con unos pantalones ajustadísimos que le quedaban muy “sexys”, para qué negarlo.
–Hemos hablado esta mañana.
Me quedé desconcertada.
–¿Esta mañana? Si no he salido de casa...
–No, personalmente no. Hemos hablado... por teléfono.
Ahí, sin poder evitarlo, me enfurecí y al acto me puse nerviosa pues recordé lo que había pasado con Louis.
= = = = = = = = = = = = = =

No hay comentarios: