miércoles, 31 de diciembre de 2008

JULIETA DE LIONCOURT capitols 22 i 23!

= = = = = = = = = = = = = =
un altre regalet de 2 en 2 apalisss!!!!
wooooo!!! això ha anat més ràpid del què em pensava,
només queden 3 capítols per penjar!! quan acabi deixaré
passar unes setmanetes i apalis deixaré per aquí altres
històries que ja tinc escrites de fa temps tb!!!

QUE US VAGI BÉ AQUESTA NIT FEU TANT DE MAL COM POGUEU JEJEJE!
BONA ENTRADA D'ANY 2009! i que sigui millor que l'anterior
(o sigui aquest en el què encara estem, 2008!)
= = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XXII

¡Hasta a mi me costaba reconocerme! Mi pelo era corto por debajo las orejas y había cambiado de el color rubio a ser totalmente rojo, estaba todo ondulado... Mi piel también se había vuelto blanca y pálida, y en segundos, noté como me crecían los colmillos tan característicos de los vampiros.
Noté que alguien me abrazaba, y al girarme vi que era Lestat. Louis se había quedado atrás, sin atreverse a mover... y pude leer en sus pensamientos como le recordaba a Claudia. Me deshice de Lestat, fui hacia él y lo besé, abrazándolo.
–Mi señor...—dije, contenta por poder estar siempre con ellos al fin—me disteis vuestra sangre, me concedisteis la vida eterna... os lo debo todo. Louis, siempre me tendrás aquí para cualquier cosa que necesites. Si es hablar, o si es solamente estar juntos...
–Julia lo he hecho porqué no podía dejar que murieras. No hace falta que me agradezcas nada.
Nos fundimos en un largo abrazo, y luego fue Lestat a quién abrace. Solamente mirarnos supimos que siempre, pasara lo que pasara, estaríamos juntos.
–Tienes que alimentarte—dijo él—o no aguantarás esta noche.
–¿Vendrás conmigo?
–Por supuesto. Y Louis también—dijo, mirandolo entonces irónicamente—los dos acompañaremos a la nueva Claudia, ¿verdad?
Debo decir que el comentario no me ofendió, aunque pretendia sacarme de quicio, me ofendió más bien porque quién si sintió dolor fue Louis... en quién pude ver fúria en sus ojos y pude notar como se contenía para no golpear a Lestat. Antes que pasara nada, fuí corriendo hacia él y lo abrace con todas mis fuerzas, besándolo para tranquilizarlo.
–No te preocupes—dije, acariciándole—diga lo que diga, no me molesta.
–Mi July...
–Que espectáculo tan bonito—dijo Lestat interrumpiéndonos—otra vez dos estúpidos sentimentales desafiandome. ¿Porqué no nos dejamos de estupideces y vamos a comer?
–Ve tu si quieres—dijo Louis, molesto—nosotros estaremos mejor sin tí.
Lestat soltó una gran carcajada burlándose.
–¡JAJAJAJAJA! Eso de tí lo sé, pero no de “July.. “.
Entonces fue cuando, por primera vez, me revelé contra él, apoyando a Louis. No sabía porqué ahora, que por fin podíamos estar juntos, me trataba de esa manera si nos amábamos a la vez, y eso me tenía desconcertada y molesta.
–Pues me voy con Louis. No me gusta como me has tratado desde que soy una vampira.
–Oooohhhh, que pena, así que tendré que cambiar para que la señorita sea feliz... Pues lo siento pero yo soy así, lo hubieras visto tarde o temprano, y tú no vas a cambiarme.
No dije nada, ni Louis tampoco. Simplemente nos miramos y, cogidos de la mano, salimos de la habitación. Al salir, mientras nos dirigiamos a la calle, cruzamos con algunas chicas y chicos que saludaban a Louis y a mi me miraban curiosos. Louis me los fue presentando y así fue como fuí conociendo a gente de la “familia”, aunque yo desconocía la existencia de esta aún; Kari, Sulade, Abracadabra(quién se convertiria en mi mejor compañera de locuras), Núria, Kerkus, Akasha, Luciana, Míriam... y un sinfín de personas que pasaban ratos en la mansión y se íban luego a sus casas, o que también vivian allí. Conocí a los otros vampiros a quién no conocía, Marius, Deneb, y los vampiros jovenes, Amadeo e Isabel, Louis Jr. Clark... trazé buena amistad con todos, aunque quién se convirtió en mi mejor amigo allí fue Louis.
Esa noche salimos a cazar los dos juntos, y mientras paseábamos, se nos unió Gabrielle, quién se convirtió en mi madre adoptiva. Luego, cuando el sol estaba a punto de salir, volvimos, y esa noche tuve que dormir con Louis porque no me habían encontrado un ataúd aún. Nos dormimos abrazados, después de un largo beso... pero no mucho sin antes habernos gastado un par de bromas.
Hacía apenas cinco minutos que nos habíamos dormido, almenos yo, cuando Louis me sacudió, despertándome...
–Júúúúúúúlia...........
–Quéééé—dije medio dormida.
–Esto... que no te había comentado una cosa.
–¿Qué cosa?
–Pues...—y aunque estábamos a oscuras, pude notar como Louis hacía esfuerzos para contenerse una risita—todos los que duermen conmigo en el ataúd tienen que cantarme una nana...
–¿QQQQQQUUUUUUÉÉÉÉÉÉÉÉ? ¡¿Acaso no eres suficientemente MAYOR para dormirte tu solito?!
–Si no me cantan me cuesta muchííííííiísimo dormirme—dijo él, en broma aún—además desde que te he oído cantar que me muero para que cantes para mí solo...
–Eres exactamente como un niño pequeño... un niño grande con complejo de Peter Pan.
–Quizá si... bueno quizá no, seguro. Venga, por favor... ¿me cantas?
Lanzé un profundo suspiro de impaciéncia y resignación.
–Está bien...—dije, y empezé a cantar una de las canciones de Gabrielle, bajito para no despertar a los que hacía rato que ya dormían. Y al poco rato noté que Louis dormía... ¡¡¡y que roncaba como un tractor!!! Me callé de golpe y decidí gastarle yo también una broma. Lo abrazé y noté como se estremecía, y dejó de roncar... y empece a cantar a gritos una de las canciones de Lestat que hablaban sobre él.
–¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!—gritó él y del susto dió un salto sin acordarse que estábamos en el ataúd, dandose un fuert golpe—Ay, ay, ayyyyyy... para por favor, ¡Me duelen los oídos, me duele la cabeza, me duele todooo!
Me eché a reír, aunque paré enseguida al notar una furiosa mirada que me dirigió.
–Ay perdona, pero roncabas y no sabía como hacer para que callaras.
–No vuelvas a hacer eso... odio las canciones de Lestat, ¡Todas!
–Está bien, está bien, perdona no lo volveré a hacer. ¿Podemos dormir ya? Tengo sueño...
–Yo también. Que duermas bien.
–Igualmente.
Y esa vez me dormí, y sin poder evitarlo, me dormí jugando con el cabello de Louis, cosa que me tranquilizaba, y acariciandole... Hasta que Louis, sin moverse, me abrazó fuerte y me besó.
–No hagas eso por favor.
–¿El qué?
–Jugar con mi cabello... es que... es que... —resopló, haciendo esfuerzos por hablar— es que por si tu aspecto físico no fuera poco, eso me ayuda aún más a que me recuerdes...
–¿A Claudia?
–Si.
–No quería molestarte. No lo haré.
–No me molestas, ya lo sabes mi niña...
–Me gusta que me llames así...
–Pues que duermas bien, mi niña. Mañana será otra noche.
–Una más de todas las que nos esperan...
Y Louis no dijo nada. Nos besamos largo y profundamente y nos quedamos dormidos, abrazados, y hasta la siguiente noche no me desperté.
= = = = = = = = = = = = = =
JULIETA DE LIONCOURT
CAPÍTULO XXIII

Al despertarme Louis no estaba y el ataúd estaba abierto. Salí de la habitación, y nada más salir me encontré con Lestat que esperaba al lado de la puerta, con los brazos cruzados, impaciente. Me miró sonriendo al verme.
–Buenos días... o buenas noches, ¿ha dormido bien la señorita Claudia Junior?
–¿Porqué me haces esto?—dije enfrentándome a él y mirándole fijamente—se supone que quién debería estar enfadada soy yo.
Lanzó una carcajada.
–Novedad. ¿Por?
–Pues por dejarme sola en manos de unos extraños y desconocidos para mí, no haberme contado nada de la verdad, convertirme en una vampira de este modo. Si llegas a tener que ocuparte tu de mí me hubiera vuelto loca.
–Lo siento—dijo él encogiéndose de hombros—soy así con los demás vampiros, no solo contigo. Por eso no quería convertirte, porque sabía y sé que a partir de ahora lo nuestro no será como antes.
–Ah, ¿pero sigue habiendo algo?
Lestat calló, y yo no dije nada.
–¿Para qué me esperabas?
–Para... para acompañarte a la que será tu habitación ya que aún no te conoces la mansión...
–Oooohhhh, que gran detalle preocuparte por mí. —mientras hablabamos, había empezado a andar y yo le seguí, temiendo que lo perdiera otra vez… más.
–...y por si esta noche querías ir a comer y a pasear conmigo.
–¿Y arriesgar a pelearnos constantemente?
–He dicho si querías—dijo él, mientras ya llegábamos a mi habitación.
–Déjame sola un rato y te lo digo luego.
–Ok. Te he procurado ropa y cosas que pensé que te gustarían. Si echas algo de menos dímelo.
–Gracias, otro detalle. Lo haré.
Y sin decir nada más, entré en la habitación.
Lestat la había decorado muy parecida a la mía, pero esa era mucho más grande y tenía todo tipo de lujos... No faltaban CDs ni k7 de cualquier tipo de música que pudieran gustarme, el equipo de música, un completísimo ordenador, hasta tenía un televisor con DVD y dos videos en mi habitación... mi cama era enorme, como todas, con sabanas de seda color azul-claro, y en los lados había mesitas de noche, una estantería enorme llena de libros(donde irían apareciendo todos los de las crónicas vampíricas), otra para poner videos donde ya había unas cuantas, y un sinfín de detalles que casi me marean. Dejé de mirarlo todo y me dirigí al armario-vestuario—enorme, como todo—y allí me esperaba lo único que me haría llorar esa noche, algo que aún no había notado en falta... mi violín. Con todas sus cuerdas nuevas y afinadas, la varita ya gastada, su funda de cuero negra al lado, lista para usarlo... lo dejé con extrema precaución en una de las mesas de noche y intentando no mirar, me vestí rápida con unos pantalones largos azules y una blusa sin mangas blanca. Me fije en que al lado de mi puerta, colgado de un colgador, estaba mi bolso preferido también y el que llevaba la noche del concierto, con todas mis cosas y mis documentos dentro... lo miré, lo volví a meter todo dentro sin usar nada y lo colgué otra vez, saliendo rápidamente de la habitación. Esa vez Lestat no estaba esperándome, pero podía notar su preséncia en algún lugar de la casa junto con la de Louis. Dudé un poco en qué dirección ir, pues aún no me conocía la casa y esa era inmensa con muchas habitaciones parecidas a la mía. Me perdí varias veces, mientras íba cruzándome con otros vampiros y vampiras, algunos de los cuales ya los había conocido la noche anterior o visto y yo, por miedo y verguenza y ellos también más o menos, tan solo nos saludábamos, y a los que no había visto ni eso. Así un largo rato, hasta que alguien me dió un fuerte susto lanzándose encima mío por detrás y tapándome los ojos con las manos mientras se agarraba a mi con los pies. Al poco noté que algo parecido a una cuerda corta me agarraba también por la cintura, y al palparla supe enseguida que era Valh, el hijo de Marius y Déneb, con quién había estado jugando un buen rato la noche anterior(vigilados siempre por su tía Núria). Me reí.
–Clark, ¡suéltame!—le llamé así porque mientras jugábamos, estaba su primo Louis Jr. Al lado repitiendo todo el rato que odiaba que le llamaran así, que por ese nombre solo podía llamarlo él.
Soltó un grito y me dejó.
–¡No me llames así, ya sabes que no me gusta!
–No haberte lanzado sobre mí—dije riendo
–¿Qué haces dando vueltas todo el rato?
–¿Me has seguido?
–Hace rato que te he visto pero intentaba alcanzarte y tu aún íbas más deprisa.
–Me he perdido—él me interrumpió riendo a carcajadas—no rías, solamente hace dos días que vivo aquí, aún no me conozco la casa.
–¿Donde quieres ir?
–Me gustaría encontrar a Lestat y Louis.
Hizo como si pensara.
–Vale, te acompañaré, pero con una condición...
–Ya empezamos otra vez...—murmuré, recordando a Louis en el ataúd.
–¿Qué pasa?, yo no te he hecho nada.
–Nada, cosas mías.
–Pues la condición es... que me lleves a caballito todo el camino.
–¡Niño! Ya eres mayorcito para eso.
Él sonrió, travieso, pícaro y juguetón y me guiñó el ojo.
–O eso o vuelves a andar perdida otro rato.
Suspiré.
–Porqué sois tan especiales aquí...
–¿Porqué somos vampiros?
–...cadascuno con sus condiciones, manías y locuras... Está bien, sube.
Y llevándole encima, fue indicándome hasta llegar con Louis y Lestat.
–Vaya, ya empezaste a hacerle de canguro, ¿tan grande y tan pronto?—dijo Louis, riendo al vernos llegar. Dejé a Valh en el suelo.
–Calla, no empieces... bastante tuve con aguantarte en el ataúd.
–¿¿AGUANTARME??—repitió él, haciendo broma—si me llevé muy bien....
–¿Donde te habías metido?—interrumpió Lestat, algo nervioso, que había estado callado hasta entonces—pensé que venías acá.
–Lo intentaba...
–¿Lo intentabas?—dijeron los dos a la vez haciendome reír.
–Si pero es tan grande la casa que me perdí y si no llega a ser por Valh no llego.
–Tendremos que hacerle un plano—dijo Louis, riendo a carcajadas.
–¡No! Que me gustó mucho que me llevara a caballito—interrumpió Valh riendo—ya la llevaré yo...
–¡Jaj! ¿Y que tenga que llevarte cada vez a caballito? Sueñas...
Me guiñó el ojo.
–Por soñar que no quede.
Entonces Lestat me cogió de la mano y me acarició... pude notar como esto incomodaba algo a Louis.
–Me dijiste que ahora me dirías si quieres ir a cazar conmigo.
Dude un poco antes de responder... me moría de ganas por volver a salir con Louis, la noche anterior había sido de las mejores de mi vida, hablando y riendo sin parar... pero quedaban infinitas noches para volver a salir con él, y lo más importante entonces era terminar de hablar con Lestat.
–Bien, como quieras.
Él notó que estaba incómoda con él.
–Si no quieres no. Pero sabes que tenemos que hablar...
–No he dicho que no quiera.
–Está bien, ¿vamos?
Me despedí de los otros y me marché con Lestat.
Quedan reservados todos los derechos a su autora, JULIETA DE LIONCOURT, a partir de esta hora y este mismo día, Jueves, 6 de septiembre del 2001, a las 14:11 horas.
= = = = = = = = = = = = = =

No hay comentarios: