martes, 10 de febrero de 2009

Una altra història/ OTRA FIESTA

Figueres, 6 - 02 - 2002 23.21
Otra fiesta. Otra vez. Como tantas otras fiestas de las que
organiza tía Elisabeth. Como siempre la misma gente aburrida,
monótona y aburrida. La chica que canta al piano sin quitarte
la vista de encima. Otra que caerá a tu cama, piensas haciendo
un trago de tu whisky doble. Ya ves a Elisabeth bajando del
piso de arriba, viene directa hacia tí. Muá, muá, te había
dicho alguna vez que si no fuera tu tía me iria a la cama
contigo, que importa eso, terminais riendo los dos.
Aunque las fiestas sean algo aburridas, Beth siempre te ha
caído bien. Rumiandolo, ahora que toca la pregunta de "y tu
cuando te casas" te das cuenta que en realidad, seriamente,
si te casaras con alguien sería con ella. Por eso te fuiste
del pueblo, a parte de poder seguir la carrera de periodismo,
para ir a vivir a la ciudad, con Beth. Mientras hablais
recuerdas la primera vez que la viste desnuda. Estabas a
punto de ducharte y como ya lo tenias por costumbre, dejaste
la puerta abierta. Y cuando el agua empezaba a salir, se abrió
la puerta y entró ella en el baño. Saltaste del susto.
Estaba al lado de la bañera, contemplandote, completamente
desnudo. Sonrió al ver tu espanto. "Oh no temas no voy a
violarte, solo queria ver si eso era tan grande como para
producir esos gemidos de placer de esas chicas que te llevas
a la cama". "Ah, bueno, yo..." dijiste tu sin saber que decir.
Ella estalló en carcajadas, haciendo que te sonrojaras.
Se acercó más a tí, haciendo que sintieras sus pechos contra
tu piel, provocandote escalofrios y temblores de placer.
Ella sonrió al notarlo, te hico una leve caricia y cuando
íbas a besarla salvajemente se alejó dejandote totalmente
desconcertado. "Ya veo que si tienen motivo para tanto placer"
dijo ella "cuando quieras me avisas", estalló en más carcajadas
y tu terminaste sentado en la bañera, con el agua cayendote
encima. Ahora al mirarla, ves a traves de tantas pinturas y
maquillajes, cremas para rejuvenecer y vestidos de telas
carísimos a esa mujer de piel caída y más bien de tono pálido,
y no a esa mujer mayor que pretende aparecer 10 o 20 años más
joven y siempre lo consigue. Recuerdas eso mientras te presenta
algunos de los alumnos nuevos que tiene.
Las envidias por poder contemplarla tanto tiempo en las clases
de arte que ella da en el instituto. Riendo, dices que quizá
tendrías que apuntarte, observando detenidamente a una de las
chicas, y aturandote en los pechos que dejan entrever el vestido
semitransparente que llleva. Ella se da cuenta, y aún charlando
y riendo con todos, se sienta de modo que puedas verlos más.
Es rubia, con ojos negros, piel blanquísima, guapisima.
Podria ser la hermana menor de Nicole Kidman. Tanto tu como
ella sacais temas de actualidad para no aburriros entre tanta
filosofia. Música, teatro, cine. Allí habeis dado en el clavo,
los dos teneis gustos muy parecidos. No puedes dejar de mirar
sus preciosos ojos, unos ojos de color indefinido.
Tan pronto dirias que son azules como negros. De golpe, callais
los dos. El pianista está tocando una de las canciones de la banda
sonora de la película "Entrevista Con El Vampiro". Tu peli
preferida. ¿En serio? oyes que dice ela, y despiertas del
encantamiento que tiene esa música. ¿Qué? dices atontado aún.
Sin daros cuenta os habeis alejado de la gente, yendo a sentaros
en un banco del jardin. Ella sonríe. Como toda ella, tiene una
sonrisa preciosa. Nunca habías estado tan hipnotizado.
Has dicho que ECEV es tu peli preferida, y mira que casualidad,
también es la mia. Dice ella, también encantada. Sonries.
¿Bailamos? te propone. ¿Como, aquí? Ella rie. No en las nubes
si parece. Se levanta decidida y te coge de las manos,
haciendote poner en pie. No bailo demasiado bien, dices un poco
tímido. Y de golpe ella te besa y mientras dice que te dejes
llevar, agarrandose a tí. Y bailais, y el baile parece que no
tiene fin, así como la lluvia de besos que derrochais.
Cada beso suyo te lleva al paraíso, haciendote temblar cada vez
más. Quiero estar contigo... aunque no pueda, te dice al oído,
¿aunque no puedas? ¿o es que tienes novio? estalla a carcajadas.
Venga vamos, ¿Donde? , entonces ella te acaricia el pecho por
debajo tu ropa. Tiemblas. ¿Que donde? Sigue ella, "pues arriba".
Sin darte cuenta y sin saber como habeis cruzado tan rápido la
sala, los invitados que os miraban de reojo, subido por la
escalinata y os encontrais en tu habitación, sin que notes ningun
cansancio. Te parece que vuelas mientras os desnudais, besandoos
apasionadamente. Tu placer es el maximomientras ella te va
besando todo el cuello con besos muy profundos.
De golpe sientes sueño, y ves como se te cierran los párpados lentamente.
Te despiertas sobresaltado, por los primeros rayos del sol.
Te quedas un rato sentado en la cama, sin entender que haces allí
y entendiendo menos porqué ella no está a tu lado. Al pensar
recuerdas todo lo sucedido, aunque los recuerdos son borrosos,
parece haber sido un sueño.
Te levantas, y sin vestirte ni nada te quedas un rato en la terraza
de tu habitación, contemplando el jardín donde bailaste como si
fueras un experto bailarín. Te giras, dirigiendo una lenta mirada
por la habitación, repasando cada objeto, cada detalle. Te parece
terriblemente fría, aunque fuera hace mucho calor. De repente
detienes la vista en la mesa de noche. Hay un sobre de color
morado. Vas a cogerlo, no tiene ningun nombre en el remitente.
Mientras loa bres te das cuenta que no oyes ni musica ni ruidos,
cosa rara pues las fiestas de tia Beth siempre terminan a las 7
o 8 de la mañana, sin que la musica se detenga en ningun momento.
Te sientas en la cama mientras abres el sobre. El papel tiene un
leve perfume a rosas, las florres preferidas de Beth.
Lees lo que pone.

"No te extrañes de lo que ocurre a partir de ahora. Soy tu vampirilla,
como tu me llamaste ayer mientras me llenabas de cariño y amor.
No te llevo conmigo porque terminaríamos mal, te lo aseguro. Pero
me llevo a tu tía Elisabeth. Hace tiempo que sabe lo que soy.
No te preocupes por ella, estará perfectamente bien.
“La Eterna Juventud”. ¿Eso quería, verdad? Yo se lo he dado.
Te repito que no te preocupes, pues no está sola. Siempre podrás
confiar en las que a partir de hoy somos tus ángeles de la guarda.
Tus vampirillas angelicales que te quieren.
"

Te quedas en blanco sin pensar nada. Vuelves a leer el sobre. Una
y otra vez. Estás solo, nadie te lo explicaría, así que dejate de
bobadas. Decides vestirte y limpiar e ordenar la casa. A tía Beth
le gusta que esté limpia y presentable. Y a ti, que eres el dueño
de la casa a partir de ahora, también.

AÑOS DESPUÉS...

Ha llegado el día. Hoy, vas a casarte con la mujer que amas y
adoras. No estás nervioso. Sabes que todo saldrá bien, que tus
vampirillas angelicales te vigilan. Nunca supiste que fue de Beth
y de aquella chica maravillosa y extraña a quien conociste en esa
fiesta. Pero no te has olvidado de ellas. Sabes perfectamente que
como decian en la carta que acabas de releer y que siempre llevas
encima, ellas estan a tu lado y te vigilan, siempre. Una vez íbas en
avion y parecia que fallaba el motor; empezó a caer a gran velocidad.
Ya todos estabais pensando que ese día os encontrariais frente a
frente con nuestro Señor Todopoderoso cuando, así por las buenas,
afortunadamente el avion recuperó la estabilidad y aterrizó p
erfectamente en el aeropuerto más cercano. Y así en otros
accidentes que tuviste.
Piensas que te gustaría saber que fue de ellas. George, que empieza
la ceremonia. Tu padrino, Tom, te llama. Ya voy. Es tu mejor amigo
desde que te encontraste “solo” pero ni a él se lo has llegado a
contar. A nadie. Te diriges al altar. No estás nervioso. Pero te
detienes en el camino. En una capilla encuentras una rosa morada,
cortada para la ocasión. Te la pones en vez de la rosa blanca.
Odias ese color. Aunque no has podido evitar que tu mujer se case
de blanco. Pero se lo perdonas, porque es perfecta para ti.
Ves como Tom se acerca, a punto de matarte. Es el hermano de
Madelene, tu esposa. Grácias a él la conociste. ¡Ya voy! Dices
antes que te mate, y echas una última ojeada a la capilla y vas.
En cuando George se aleja de la capilla dos figuras femeninas
aprecen. Visten elegantemente, con tonos pálidos que se confunden
con su blanca piel. Una de ellas, la mallor, tiene los ojos
vidriosos. La muchaca joven parece reírse.
–Nunca entendí, ni podré entender, esa manía de casarse que tienen
los mortales. Ni la de vivir con el pasado, almacenando objetos
inútiles como esa carta. Sinceramente, creí que tu sobrino, Beth,
era más listo.
La mujer mayor acepta el pañuelo que le ofrece.
–Es question de principios, Claudia. Te lo he contado mil veces.
–Lestat no me educo suficientemente bien para que lo entendiera.
Y Louis... solo me mimó. Empieza la marcha nupcial— ¿en sério te
quedas hasta el final?
–Si, es como mi hijo. No quiero perderme su boda.
Claudia se siente en el suelo, escondiéndose de los mortales que
llenan la iglesia.
–En fin, pues ya que pasamos el día aquí, aprovechémoslo. Dormiré
un rato, si me dejen. Avisa cuando termine si aún estoy dormida.
Se duerme inmediatamente. Elisabeht se queda de pie, escuchando y
riendo toda la cerimonia. Pero sobretodo, sin dejar de observar a
su sobrino. En el momento del sí, George siente como si una voz
femenina le dijera “siempre estarás protegido. Te amo”.
Se detiene y se gira, buscando alguien entre la multitud que llena
la iglesia, pero solo ve montones de familiares y amigos.
Sonríe y dice sí.

"Te amaré, te protegiré y te respectaré toda mi vida, incluso si
la muerte llega a separarnos
"

FIN

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